•Capítulo V: Un reencuentro dudoso•

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La noticia que anunciaba a su padre no lo hacía con el nombre con el que  Vladímir pensaba conocerlo.

No había nada de Thomas McSald, no había rastro de la persona por la que todos esos años lloró su muerte. Simplemente no estaba más.

Era más bien nombrado "Sean Miltman", un hombre que trabajaba en seguridad con una nueva identidad sin dejar rastros de la anterior, cuya foto al pie del periódico parecía haber sido más accidental que planeada, pues su padre no miraba a la cámara, sino más bien hacia un costado suyo. Los ojos inquisidores de su padre al menos eran los mismos, y sin motivo alguno eso tan solo lo turbó más.

Vladímir tragó saliva, observando con renuencia la fotografía y pasando rápidamente sus ojos hacia arriba, hacia el encabezado y la narración de los sucesos.

La noticia que había llamado su inmediata atención decía:

"ROBO A 'GOLDMAN SACHS GROUP' PROVOCA PÁNICO EN NEW YORK"

"Los ladrones aún no han salido a la luz y se rumorea entre la gente y la prensa la alta probabilidad de que se trate de nada más y nada menos que profesionales. Debido a los recientes e innegables hechos acerca de que la policía no ha podido dar con los culpables y la clara ausencia de pistas que apunten al paradero de estos misteriosos ladrones, la población ha armado un caos, demasiada paranoica gracias al pensamiento de que pareciera como si el dinero y los artículos de valor resguardados en la bóvedas se hubieran esfumado."

"Se han contactado a innumerables empresas de Seguridad y a sus respectivos empleados, pero ninguna ha dado su testimonio aún acerca de cómo es posible que se hayan violado de esta manera tan silenciosa y cauta la seguridad del Goldman Sachs Group, uno de los bancos más conocidos y respaldados de todo Estados Unidos. Sean Miltam, uno de los jefes en el área de seguridad privada (adjunto de foto al pie de la página), ha dado su declaración informal a la prensa de que tal vez el estado se esté enfrentando a posibles terroristas con armas tecnológicas fuera de lo común..."

Vladímir dejó de leer, apartando su mirada, inseguro acerca de cómo debía sentirse. Sabía dónde estaba su padre, lo sabía a la perfección.

En la foto donde él aparecía no estaba solo, y sin embargo sí era lo que más destacaba. Una multitud de lo que parecían ser reporteros lo rodeaban, y un alto edificio se alzaba a sus espaldas, otorgándole sombra a su pálido e inescrutable semblante que no parecía pertenecer del todo al hombre que había visto en sus sueños hace tan poco. Reconocía a este edificio, porque era el mismo que había visto en aquél doloroso sueño que nunca antes había experimentado.

—¿Estás bien? —preguntó Jack a su lado con tono suave, habiéndose desaparecido de su voz la molestia y la furia.

Vladímir asintió muy apenas, sosteniendo el periódico en sus manos con una fuerza innecesaria, clavando las yemas de sus dedos en el papel y mirando la fotografía con una mirada vacía.

—Sí —murmuró por lo bajo. Alzó la barbilla y miró en dirección de Jack, señalando con su dedo índice el edificio impreso en el papel—. ¿Sabes dónde queda este lugar?

Jack enarcó una ceja.

—De hecho, sí lo sé —respondió, aunque no lucía precisamente contento con ese hecho—. Queda a unas cuantas calles.

—¿Cómo lo conoces? ¿Ya has estado en New York antes? —le preguntó cuando ambos empezaron a encaminarse hacia tal destino, habiendo decidido dejar el auto atrás y andar a pie, ya que si los estaban siguiendo lo mejor sería que perdieran su rastro a partir de ahí, y no se adentraran más.

El semblante de Jack se contorsionó en un gesto pensativo, como si el recordar le causara un punzante dolor.

—He estado antes —afirmó, clavando su mirada en la suela de sus zapatos que se movían con cierta rapidez—. Fue hace unos años, ¿ese edificio de la fotografía? Es un hotel. Me hospedé ahí dos meses, cuando estaba en mi búsqueda a lo largo del país de los niños con genes alterados.

El Último Superhéroe © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora