Vladímir comenzaba a aburrirse en esa habitación.
No podía hacer otra cosa más que tratar de pensar en posibles vías de escape, es decir, no salidas que estuvieran en un futuro cercano, sino más bien salidas más elaboradas y complejas que si salían bien podían implicar la destrucción entera de la asociación.
Sabía que era ingenuo pensar que podía derrotar a Morten. Al menos era imposible derrotarlo en un duelo físico, quizá había otras formas de hacerlo perder.
De Vladímir dependía hallar esas formas.
Siempre había tenido facilidad para los problemas lógicos y para aprender datos (la mayoría inútiles) de memoria, una habilidad de la que nunca había tenido tiempo de sacar provecho.
Sin embargo, en ese momento el tiempo jugaba a su favor.
Vladímir agradecía el silencio, el cual hacia que sus pensamientos pudieran fluir con mayor facilidad, no había nada que lo interrumpiera. Todo era tranquilidad.
Comenzó a pensar en las innumerables maneras en que podía salir de ese sitio, en algunas lo hacía con vida y en otras no tanto.
Mordió el interior de su mejilla y forzó a su mente a pensarlo a mayor profundidad.
¿Cómo vencían los superhéroes a un villano? Era simple, atacando directamente contra sus debilidades.
Todos tenían debilidades (es lo que hacia a un humano, humano, al final de cuentas), ¿cuáles eran las de Morten?
La información acerca de su pasado era incompleta e imprecisa, necesitaba saber más.
Súbitamente una idea golpeó contra su mente.
Vladímir se quedó quiero, examinándola y dándole muchas vueltas. Apretó la mandíbula y comenzó a divagar un poco entre sus pensamientos.
A esas alturas ya había perdido completamente la noción del tiempo y lo único que le quedaba era el distante pensamiento de que por lo menos había transcurrido alrededor de una hora.
La puerta de la habitación donde se hallaba volvió a abrirse, y Vladímir se incorporó en el acto en la cama.
Bajo el umbral se hallaba una mujer delgada y pelirroja, llevaba puesta una bata blanca y su mirada lucía monótona y vacía. Si los robots pudieran lucir como humanos, su apariencia sería exactamente así.
—El Sr. Beltran me pidió llevarlo de vuelta al área de entrenamiento —anunció la mujer. Su voz sonaba un poco entrecortada, no parecía saber qué era lo que estaba diciendo.
Vladímir esbozó una mueca y se levantó de la cama con cuidado.
Así que así se veía el control mental, pensó con una ligera curiosidad que no pudo evitar sentir.
La mujer, sin esperar una respuesta por su parte, se giró sobre sus talones y abandonó la habitación, no le dejó a Vladímir otra opción más que seguirla.
En esta ocasión, no se perdió demasiado en el camino a través de los pasillos y pudo sentir que su conocimiento sobre ellos incrementaba, siquiera ya no le parecían un confuso laberinto sin pies ni cabeza, y eso lo consideraba un gran progreso.
Se detuvieron delante de la misma puerta que daba al cuarto, que no hacía mucho tiempo al que Vladímir había entrado.
Si era honesto consigo mismo, no quería volver a hacer aquel ridículo entrenamiento (aunque quizá tortura se asimilaba un poco más a la situación), pero no estaba en posición de elegir las cosas por lo que quería o no.
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El Último Superhéroe © [COMPLETA]
FantasyEllos son una asociación secreta dedicada a borrar de la faz de la tierra a los "superhéroes" con el pretexto de evitar lo que ya está escrito a suceder: su transformación al lado oscuro y el abuso de sus poderes. Él es un niño de diez años que lo...