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Paloma

— ¡Por fin llegas! Quiero que me cuentes como te fue ayer, y no omitas nada — me dijo en cuanto me vio.

—Buenos días también para ti, y Lu ya vengo retrasada y tengo clase de química.

— ¿Con verruguitas?

— ¡Lu no seas así! — lo reprendí pero no pude ocultar mi sonrisa.

—Que quieres, cuando la maestra se para en frente y da la clase yo solo veo como se mueven esos puntos y pienso que en cualquier momento me van hablar — lo mire y nos soltamos a reír los dos.

—Eres cosa seria, pero te prometo que mas tarde — le dije mientras seguía mi camino.

—Te odio — me dijo antes de entrar a mi salón.

—Y yo te quiero — me despedí levantando la mano.

Esta materia realmente me costaba pero tenia que poner mucho empeño, necesitaba la nota. Mire una vez mas el reloj solo había transcurrido treinta minutos, descendí mi mirada y ahí estaba la maestra Flores dando la clase, sin poder evitarlo mire sus verrugas y pensé en lo que había dicho Lu "Parece que en cualquier momento me van hablar" la risa broto antes de poder evitarlo, trate de sofocarla con una tos.

—¿Se siente bien señorita Villanueva? — me pregunto mientras me miraba con cara de pocos amigos.

—Si maestra lo siento, creo que la saliva se me fue por otro lugar.

—Bien, pero si quiere vaya y tome agua quizás eso la ayude.

—No maestra gracias ya estoy bien.

—Muy bien entonces continuemos con la clase.

Maldito Lu le retorcería el cuello en cuanto lo viera. Puse todo mi esfuerzo en mantener la concentración durante el resto de la clase, y por fin el timbre anuncio su termino respire aliviada. Me apresure a mi siguiente clase si Lu me atrapaba seria capaz de llevarme a rastras para saltarnos la clase o me retrasaría y llegaría tarde.

Pero al término de esta ya me esperaba afuera del salón para ir a la cafetería.

—Princesa — puse mala cara odiaba que me llamara así — ¿Pretendes escapar de nuevo? — encarnó una Ceja.

— ¡Oh no! Mi señor yo jamás haría eso — le seguí el juego.

—Mas vale que sea cierto doncella por que las torturas que pienso emplear para hacerla hablar son imaginables — Lorena una compañera que pasaba por ahí y nos escucho solo meneo la cabeza y puso los ojos en blanco.

—No será necesario con que me alimente será suficiente — hice una reverencia.

—Bien entonces acudamos a los jardines de este palacio de tortura y cazamos un ciervo para que lo cocines.

—Ni lo sueñes, vamos al comedor de la escuela.

— ¡Mía! Íbamos tan bien — me reprocho.

—Anda Shakespeare — lo tome del brazo y fuimos a buscar una mesa, a pesar de que Lu y yo éramos amigos desde la secundaria, todos creían que éramos novios, pero se especulaba mucho sobre nuestra relación, pero a nosotros no nos importaba ni los chismes ni el mundo.

Mientras desayunábamos unas ricas sincronizadas con jugo de naranja le narre lo sucedido la tarde anterior.

—Así que ¿Tienen mucho dinero?

—Si lo tienen y una hermosa casa, la Señora Hamilton se porto muy bien.

—Tu mama debió de estar feliz — sonrió.

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora