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Paloma

Los ojos de Tristán se agrandaron por la sorpresa y después apareció su hermosa sonrisa.

—Me lo merecía — reconoció.

Le di un trago a mi café, él me miro y sus ojos se oscurecieron un poco a la vez que que adquirían un brillo, descendió su mirada a mi boca, tome una servilleta para limpiar los restos de crema pero él tomo mi mano impidiéndomelo, se levanto se inclino hacía a mi puso sus labios sobre mi labio superior y lo chupo con suavidad, enseguida deslizo su lengua haciendo que una descarga eléctrica me recorriera el cuerpo, encendiendo terminaciones que ni siquiera sabían que existían por un momento lo imagine sin camisa mientras mis dedos recorrían su piel y aspiraba su aroma, de pronto sentí una inmensa necesidad de saltarle encima.

Me removí inquieta en la silla mi respiración tenia un ritmo acelerado, tenia que pensar aclararme la mente. Lo mire y sus ojos de un tono azul claro estaban teñidos de un tono mas oscuro, su respiración era pesada y acelerada como la mía.

—¿Desean ordenar algo mas? — la voz del chico que nos atendía rompió las atmósfera.

—¿Ángel? — me pregunto Tristán.

—Nn-no gracias, voy al baño — respondí ¡Espacio! tenía que moverme.

—Voy a pedir la cuenta ¿De acuerdo? — asentí sin mirarlo.

Una vez en el baño me metí en un cubículo, baje la tapa del inodoro y me senté me lleve la mano al pecho pude sentir como mi corazón martillaba a un ritmo desenfrenado. Me sentía muy acalorada, no me lo podía negar me sentía excitada.

Eso debería de asustarme pero por una extraña razón no solo no me asustaba sin no que me gustaba la sensación.

Me gustaba mucho la manera en que él me hacia sentir.

Fui al lavabo y me moje la cara, cuando me vi en el espejo note que estaba muy sonrojada. Reuniendo todo mi valor salí del baño.

Tristán ya me aguardaba de pie, tenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, su cabello desordenado y esa sonrisa que ya amaba ¿Para que negarlo?

¡Dios! ¿Cuanto tiempo podría mantener mis hormonas en control?

Si no me controlaba terminaría violándolo, sonreí la idea me resulto fascinante.

—¿Vamos? — asentí, no podía ni pronunciar palabra. El tomo mi mano y yo sujete la suya con fuerza.

—¿Que vas hacer en la tarde? — me pregunto en cuanto llegamos al coche.

"Aparte de imaginarte sin camisa, comerte a besos y soñar contigo" pensé.

—Nada, termine mis pendientes — respondí.

—¿Puedo disponer de ti? — ¡Oh si por favor! mi imaginación estaba muy desatada.

—¿Que tienes pensado? — le pregunte mientras de nuevo divagaba.

—Por lo pronto invitarte a comer y después tengo una sorpresa.

—Soy toda tuya — cuando respondí de nuevo se le oscurecieron los ojos.

—Eso suena muy tentador — me respondió con la voz ronca.

Estaba jugando con fuego y eso no era bueno, pero se sentía tan bien.

—Mejor vamos — dije y me subí al coche, él cerro la puerta y fue a su lado.

En el camino llame a mi madre, para decirle que pasaría la tarde con Tristán ella me respondió que estaba bien pero notaba la risa en su voz.

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora