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Tristán

Escuche los huesos de mi mandíbula crujir, e inmediatamente un liquido caliente y con sabor a oxido me lleno la boca, escupí y después sonreí mirando a mi adversario.

— ¿Es todo lo que tienes? — le pregunte con total descaro, pude ver su frustración, se me vino encima lleno de furia y golpeando mi abdomen.

La gente gritaba a nuestro alrededor enardecidos, recibí otro golpe que me impulso hacia la gente, me detuvieron y me empujaron de nuevo al centro, volví a sonreír

Esta vez había escogido peleas callejeras, donde el ring por así decirlo, solo era un cuadro pintando de blanco y media treinta por treinta, no había jaula, no era oficial por lo tanto no había mas que una sola regla "Hasta que uno ya no se levante".

Las apuestas corrían a lo igual que el alcohol.

No había parte de mi cuerpo en la que no sintiera dolor, y eso me satisfacía ya que era lo que había venido a buscar, dolor para sentirme vivo de alguna manera. Pero ya era suficiente.

Lo analice, su respiración era muy irregular, se le notaba el cansancio, tenia la ceja y boca sangrando, tenia los nudillos destrozados a lo igual que los míos.

— ¿Ya te cánsate? ¿Quieres una silla? O mejor aun ¿Llamo a tu mama? — lo volví a provocar, y de nuevo arremetió con furia, y eso era lo que esperaba.

Le estrelle mi puño en su nariz logrando hacer que retrocediera desorientado, fui hacia el, lo tome con mis dos manos de su nuca para hacerlo bajar directo a mi rodilla, la cual estrelle con todas mis fuerzas en su pecho, haciéndolo levantarse por reflejo y llevando sus manos al lugar del golpe.

Puse una de mis manos detrás de su cabeza para sujetarlo y con otra mano aseste tres golpes continuos en su rostro, cuando lo solté cayo primero de rodillas y después de lado.

Los gritos se elevaron entre protestas e insultos, logre salir de todo aquel embrollo y fui a donde había dejado mi moto, me puse mi camisa y la punzada se hizo latente, escupí de nuevo de mi boca que aun emanaba.

—Muchacho, muchacho fuiste una gran revelación — me dijo un hombre que fumaba un puro — ¿Eres un profesional? Me gustaría hablar contigo ¿Tienes un minuto? — asentí, aunque ya sabia por donde iba el asunto, tenia que fingir que me interesaba.

—Bien, peleas muy bien y he pensado que bajo mi tutela ganarías mucho dinero.

—Suena interesante.

—Créeme te harías rico y ya no tendrías que robar — me dijo apuntando mi Harley, sonreí — Mira ten mi tarjeta llámame cuando te recuperes y concertemos una cita - Tome la tarjeta y me marche antes de que se pusiera serio el asunto.

En cuanto llegue a mi casa fui directo a mi habitación saque un pantalón de pijama, algunas vendas, cinta y medicamentos para el dolor. Llene la tina con agua caliente y me introduje en ella, los músculos comenzaron a relajarse.

Pero la incomodidad y el dolor se hicieron de nuevo presentes cuando me puse de pie, abrí el grifo de agua fría y me metí dentro de el, fue un gran choque de temperatura pero tenia un fin.

Salí de la ducha y tomando un gran suspiro me mire en el espejo ¡Maldita sea! Debí cuidar un poco mas la cara, mi ojo izquierdo ya se encontraba totalmente hinchado y amoratado y mi pómulo se encontraba en las mismas condiciones.

Sentía dolor en la espalda y abdomen, mis brazos comenzaban a ponerse rígidos y mis nudillos estaban visiblemente destrozados.

Con mucho esfuerzo me unte relajante muscular, me coloque las vendas y termine de vestirme, antes de meterme en la cama tome dos pastillas para la inflamación y dolor, consulte la hora y vi que eran cerca de las dos de la mañana, solo pedía que pudiera dormir algo

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora