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Paloma

—¡Frederick! Buenas noches — lo salude algo sorprendida, mire hacia Tristán y el a su vez lo miraba con cara de pocos amigos.

—Que coincidencia — escupió Tristán.

—Si lo se amigo, por un momento pensé que no eran ustedes.

—¡Que suerte! — Tristán no evitaba el ser sarcástico y disimular su mal humor -Bueno fue un placer saludarte, no queremos privar a tus amigos de tu presencia, así que adelante.

—No te preocupes amigo — vi como Tristán empuñaba la mano con fuerza — No vengo con nadie, pero ya que están aquí me sentare con ustedes - sonrió, podría jurar que Tristán se le iría encima en cualquier momento, no disimulaba que estaba perdiendo la paciencia.

—Y dime Paloma ¿Cómo has estado? Te he llamado pero no he logrado encontrarte en casa ¿Acaso te has negado para no contestar mi llamadas?

—No, no como piensas eso solo he estado muy ocupada.

—¿De verdad? ¿Y haciendo que?

—Frederick, no seas im...pertinente — dijo Tristán en un tono muy ácido.

—¿Es un secreto? — se retaban con la mirada.

—No, no lo es, solo me he dedicado a pasear — intervine queriendo suavizar la conversación.

—Yo me ofrecí a acompañarte, con mucho gusto lo hubiera hecho y créeme no la habríamos pasado genial — sonrió, Tristán se puso de pie.

—Frederick nosotros ya nos marchamos, fue un placer, hasta luego — hablaba tan rápido como tomaba mis cosas.

—Deberían quedarse un poco mas — pidió Frederick.

—Que pena nos esperan — le respondió Tristán.

—¿Tristán? ¡Lo sabia! ¡Eres tu! — Una rubia de ojos azules y cuerpo espectacular se acerco — Amor ¿Pero cuando llegaste? — le planto un beso en la boca —Que malo no me avisaste — le reprocho en un tono infantil, no pude evitar rodar los ojos.

—¡Meredith!

—¿No me vas a presentar? — se hizo el silencio.

—Hola soy Frederick Miller.

—Meredith Kenner — se estrecharon la mano y de nuevo silencio.

—Querido, no seas mal educado preséntame a la niña — ¿Niña? La bilis me comenzó a surgir.

—Lo siento — dijo Frederick, cuando vio que Tristán no decía nada — Ella es Paloma.

—Mucho gusto — me tendió la mano — Linda tu novia — le dijo a Frederick.

—No es su novia — le espeto Tristán.

—¡Ups! Perdón. Me voy un placer haberlos conocido, querido estoy en el cuarto trescientos dos de este hotel, te estaré esperando, la ultima vez fue genial - lo volvió a besar.

Lo único que quería era salir corriendo de aquí, pero mis pies estaban pegados al suelo, quería llorar, quería... pero no lo haría estaba tan acostumbrada a guardar lo que sentía.

—Tristán — me miro — Por mi no hay problema si quieres quedarte, yo me puedo ir.

—Yo la puedo llevar — hablo Frederick.

—Que amable, pero no será necesario — ahora fue Tristán, sin esperar mas di la vuelta y Salí.

Por un momento desee que se quedara necesitaba estar sola, pero el dolor de ese pensamiento de el con ella fue peor luche con todas mis fuerzas por retener las lagrimas que apremiaban por salir.

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora