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Paloma

-¿¡Que!? -pregunte atónita.

-Que te cases conmigo - me repitió con la mayor tranquilidad.

--Que Demonios! ¿Sabes? Para broma es de muy mal gusto. Y como veo que no piensas tomar las cosas en serio... me voy.

-¿Quien dijo que no hablo en serio? - lo mire sorprendida.

-Tristán no estoy para estupideces, llévame de regreso al hotel.

-No - me dijo tajante.

-¡Maldita sea Tristán! No entiendes...

-No, la que no entiendes eres tu - estaba a punto de soltar una sarta de improperios, pero hubo algo en su mirada que me hizo guardar silencio y quedarme quieta - Se que se soy el hijo de puta mas imbécil que has conocido, impulsivo, con muy mal genio y...

-¿Y crees que casarnos, te cambiara? ¿Esa es la solución? - me burle.

-No, se que no sera fácil y tendré que trabajar mucho en ello, si me quiero casar contigo es por que te amo, por que tu me haces una mejor persona, tu siempre logras sacar lo mejor de mi, haces que por primera vez en mi vida tenga un lugar en el mundo, y se que ese lugar es contigo, tu eres mi mundo, mi hogar.

-¿Me amas? No crees que tienes una manera muy rara de demostrarlo, ¿Que acaso cuando se ama, no se lastima? Tu no me amas, ni siquiera eres capaz de confiar en mi.

-Si confió - repitió - Pondría mi vida en tus manos sin pensarlo... es solo el miedo de perderte el que me hace actuar como un verdadero imbécil... daría todo lo que tengo por verte sonreír todos los días de mi vida, quiero dormir abrazado a ti cada una de mis noches y deseo con toda mi alma verte despertar a mi lado, poder abrir mis ojos y que se encuentren con los tuyos.

¡Dios! No podía negar que cada palabra que me decía me llegaba al alma, yo también deseaba arrojarme a sus brazos y quedarme ahí toda la vida... ¿Pero casarnos?

-Antes que nada perdóname por lo de tu fiesta de graduación - prosiguió Tristán sacándome de mis pensamientos.

-Tristán yo... por favor solo llévame de regreso al hotel - su mirada se transformo en dolor y tristeza y mis manos fueron involuntariamente a su rostro, no quería, no podía verlo sufrir - Solo necesito un poco de espacio para pensar... es todo - él tomo una de mis manos y la giro dejando la palma hacia arriba, la acaricio suavemente y enseguida deposito un beso en mi muñeca, que a decir verdad me hizo sentir una descarga eléctrica en todo el cuerpo.

Eso era algo que aún no lograba explicarme con racionalidad, ¿Como era posible que con un solo roce, siempre lograba despertar mi deseo? ¿Como mi corazón empieza una carrera desaforada cada vez que lo veo? ¿Como puedes ser tan imbecil y yo lo siga amando tanto? ¿Por que si se que esto no está bien sigo aferrada a él?

Estos días sin él me habían resultado muy dolorosos, tratar de aparentar ante todos que estaba bien,  mientras mi cordura me hacía malas pasadas, el dolor, la rabia, impotencia, y lo que es peor la necesidad de él...

-¿Te puedo acompañar a tu habitación?

-¿Eh? ¿Como? - venia tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya habíamos regresado.

-¿Que si me permites acompañarte?

-Tristán no creo que...

-Solo permite que pueda estar contigo unos segundos mas - ¿Como negarme a eso? Así que asentí con la cabeza.

Hicimos el recorrido en un silencio total, yo no sabía ni que decir, mi cabeza tenia mil pensamientos que no encontraban un orden, ademas de que sentirlo tan cerca y de su aroma que se hizo mas evidente en el elevador,  me hacia aun mas incoherente.

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora