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"Si el amor fuera fácil, no existirían

noches de insomnio, no dolería tanto

su perdida, no dejaría tantas

cicatrices invisibles.

Si el amor fuera fácil, no te

arrancaría un suspiro o te dejarían

sin aire con solo mirar tus ojos.

Si el amor fuera fácil, no valdría

la pena complicarse tanto la vida."

MIND OF BRANDO.


Paloma

¡Gracias a Dios! pensé cuando por fin sonó el timbre que anunciaba el termino de las clases. El día se me había resultado demasiado largo, en todo el día no había pensado en otra cosa mas que como sorprender a Tristán, no lo había visto en dos días y me moría por darle un beso.

Así que tome mis cosas y salí a prisa, ya había tomado una decisión pasaría la tarde con él, aunque fuera en su oficina... solo me mantendría lejos de su escritorio.

—¡Mía!— escuche que me llamaban, me gire y me encontré a Lu que me miraba.

—¿A donde vas con tanta prisa? pasaste por mi lado y ni siquiera me viste.

—Lo siento estoy un poco distraída.

—Ya me di cuenta, ¿Pero no me has dicho donde es el incendio?

—¿Incendio? — pregunte confundida.

—Como vas como alma que lleva el diablo — me sonrió.

—Tonto — me reí — Voy a buscar algo de comida para llevarla ala oficina de Tristán.

—Ya veo sigue en su torre de marfil.

—Si y lo quiero sorprender.

—Suerte con eso, cuídate fea.

Me despido y sigo mi camino rumbo a la salida, entonces veo a Mario frente a la entrada principal. Por un momento pienso en regresar y salir por el estacionamiento... no, no puedo hacer eso, tengo que hablar con él, se lo debo. No lo había visto desde el incendio y había retrasado nuestro encuentro.

Respiro hondo y me acerco.

—Hola — saludo tratando de sonar casual.

—Hola — me contesta con un dejo de tristeza, miro sus ojos y me doy cuenta de que no se encuentra bien.

—Mario ¿Que pasa?

—Yo... yo... — suspira — Me gustaría hablar contigo ¿Podemos ir algún lugar?

Se que no es una buena idea, pienso en que Tristán se molestara y si le aviso sería capaz de venir. Pero por otro lado él siempre fue mi amigo y se nota que en estos momentos me necesita, esta muy abatido, además no tiene por qué molestarse tiene que confiar en mis actos.

—Lo siento, creo que fue una imprudencia sera... sera mejor que me vaya — me dice sacándome de mis cavilaciones.

—No Mario, no te vayas, ven vamos aquí a dos cuadras hay un café, no es tan bueno como el de nosotros pero se defiende — me esboza una triste sonrisa y me sigue.

Afortunadamente el café se encuentra vacío, aun así escojo una mesa que esta situada en la calle.

—Hoy... hoy me toco ver morir a un paciente — me dice en un susurro en cuanto el mesero se va.

Angel de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora