Capítulo cuarenta y seis

2.7K 251 205
                                    

Plenitud en los lugares más inesperados

—¡Ah! Oh, mi Dios, ¡Luca ven para acá!

Esos gritos aturdidores a través del computador nos dejaron con un pitido en lo más profundo de nuestros oídos. Vi a Lara brincar y tirar almohadas por toda la habitación, mientras Giovanni, Viviane y yo nos reíamos de su reacción. En cierto punto, alcanzamos a escuchar la voz de Luca preguntándole por sus gritos con tono de preocupación. La mujer prácticamente lo jaló hacia la laptop, él estaba sin camisa y su largo cabello caía por los lados de su rostro, levantó una mano como saludo al vernos y precedió a preguntarnos si sabíamos por qué su hermana había perdido la cabeza.

—Dilo de nuevo, Jane —pidió Lara, brincando detrás de su hermano.

—Giovanni y yo nos vamos a casar. —Levanté la mano enseñando el anillo a la cámara.

El rostro de Luca fue "El grito".

—¡Por fin, hombre! Te estabas tardando —dijo Luca.

—Yo le dije lo mismo —intervino Viviane, cruzándose de brazos.

—Quería hacer las cosas bien, ¿vale? —Se quejó Giovanni.

—Y ha sido perfecto. —La voz me salió soñadora, cada vez que recordaba ese momento la emoción me invadía.

Luca sonrió desde el otro lado de la pantalla— Felicidades, Jane, lo atrapaste, por fin alguien pudo.

—No fue trabajo fácil... —Miré a Giovanni de soslayo, notando cómo me escrutaba con la mirada—. Pero no cambiaría ni un segundo de nuestra historia.

Me fulminó con esa peculiar sonrisa de victoria, no supe si porque sentía haber ganado algo, o porque había logrado que lo amara con todo y sus rabietas.

—Bueno, pero no solo llamaba para eso. Queríamos preguntarles algo —anunció Gio.

—Lara, ¿quieres ser mi dama de honor? —pregunté, intentando ponerme seria para hablar, pero sin lograrlo.

Lara gritó aún más fuerte— ¡Pero por supuesto que sí! Dios, siento que me desmayo.

Vi detrás de Luca la figura de Lara cayendo de espaldas sobre la cama, y quedarse completamente quieta, pensé que le había sucedido algo. El rubio giró sobre su hombro para verla e hizo un ademán hacia nosotros restándole importancia.

—Se tomó un receso mental, mucha emoción en muy poco tiempo. —Se encogió de hombros—. ¿Y quién será la madrina?

—Yo, claro está —dijo Viviane con una cara de orgullo que no le cabía en el rostro.

—No podía faltar, ella es la razón de que todo esto pasara. —dije, al tiempo que volteaba para verla y recibía de su parte el beso que me mandó con los labios—. Y también me gustaría pedirle a Katherine que sea mi dama, la llamaremos en un rato.

—Puedes decírselo ahora mismo. —Al principio me pareció raro escuchar eso, pero arqueé las cejas sorprendida cuando la vi aparecer saludando con una mano.

—Hola a todos.

—¿Qué haces allá? —pregunté.

—Estoy de vacaciones en casa de mi novio —Kathe abrazó a Luca por la espalda y él le dio un beso en su mejilla. Se veían de maravilla juntos.

—Bueno, ya has de saber qué te quería pedir.

—Será un honor, Jane. —Asintió ligeramente con una sonrisa y esa mirada de sapiencia impropia de su edad que tenía—. ¿Y quiénes serán los padrinos de Gio?

En temporada de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora