eight

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Amalia abrió los ojos y pudo ver que se encontraba en su habitación

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Amalia abrió los ojos y pudo ver que se encontraba en su habitación.

Se acomodó bien y miró al techo. Se encontraba sola en la habitación, no había rastros de ninguna de las chicas.

Edmund la había llevado a su habitación. Amalia frunció el ceño al recodar lo que había pasado, ¿cómo la había llevado? ¿Edmund tenía tanta fuerza como para llevarla?

Se levantó y salió del cuarto mirando a su alrededor, pero algo le sorprendió al ver al castaño en su puerta.

—¿Qué haces aquí, Edmund?

El azabache apartó la mirada por varios segundos. Volvió a mirarla.

—Te traje el desayuno.—Murmuró Edmund.

Amalia asintió lentamente.—. No hacía falta.

Edmund negó.—. Quería traértela.

Amalia apretó sus labios.—. ¿Por qué?

—¿La quieres?

Amalia bajó la mirada y vio que había llevado un croissant y una taza de leche.

—¿De dónde lo conseguiste?—Dijo dándole un bocado al croissant.

—Tengo mis contactos.

Amalia sonrió sin mostrar los dientes.

—Perdona, ¿vale? Siento culpa, no debí de haberlo hecho. No debí haber dejado de escribirte, no debí mirar a otras. Mi corazón siente culpa, todos los días siento culpa, Amalia. Mi corazón es tuyo, yo soy tuyo.

Amalia miró sus ojos marrones y mordió su labio. No quería rechazarlo, claro que no. Quería besarlo, estar junto a él. Pero no podía olvidar que mientras ella estaba sufriendo, él estaba intentando olvidarla con otras mujeres. ¿Se había besado con alguien? ¿Había estado en una relación con alguien? No lo sabía, y sinceramente tampoco quería saberlo.

—Edmund... —Susurró Amalia.

—No digas la respuesta ahora. Piénsalo bien.

Amalia acabó de comerse su croissant y miró por última vez al azabache, para empezar a caminar fuera de su habitación.





•••










—Dudo que los Lores hicieran escala aquí, mi señor —Dijo Reepicheep. Ahora estaban yendo a una isla, querían conseguir comida y averiguar más cosas.—. No hay signos de vida.

—Bien, al tocar tierra id en busca de comida y agua —Gritó Caspian.—. Nosotros cinco iremos en busca de comida.

—¿Cinco?—Dijo Julianna al escuchar a Caspian.—. ¿Y yo que?

𝐒𝐔𝐍𝐒𝐄𝐓.||. Las crónicas de Narnia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora