Dedicado a Joke0706
***
Los ojos azules de Hana lo miraban fijamente. Por primera vez su mirada parecía distante y vacía. Haru apretó más el agarre de la pistola y, sin vacilar, haló del gatillo. Hana se estremeció y cerró los ojos.
Pero el disparo nunca llegó.
Haru dio un paso hacia atrás y ella lo observó sin comprender nada. Su pecho subía y bajaba de un modo caótico.
—Qué torpe soy —dijo él con fingida molestia—. Olvidé por completo que solo me quedaba una bala antes de venir aquí. Al parecer hoy es tu día de suerte. —Se encogió de hombros y volvió a guardar el arma en su cinturón.
—¿E-estás jugando conmigo acaso...? —musitó Hana, aún sin salir de su desconcierto.
—No —respondió él con simpleza—. Te estoy dejando en libertad, Hana Sakura. Estoy perdonando tu vida y dándote la oportunidad que tu padre no me dio a mí.
El recuerdo de ese día fatídico lo había perseguido durante toda su vida y casi había logrado doblegarlo en muchas ocasiones.
—¿D-de qué estás hablando?
—De tu padre, Hana —exclamó con odio—, del maldito Hiroshi Sakura. Él mató a toda mi familia frente a mis ojos y decidió que yo también debía de pagar por los pecados de mis padres, a pesar de que solo tenía cinco años y aún no conocía la naturaleza de los negocios de mi familia o su disputa con los Dragones Rojos.
El rostro de la chica le demostraba que no sabía en lo absoluto de lo que estaba hablando.
—Tú odias a tu madre por lo que hizo con él, ¿no es cierto? —Hana bajó la mirada con tristeza—. Pues tu madre es mi ángel de la guardia. ¡Astrid Greene o Corine Langford, como rayos se llame, es mi maldito ángel de la guarda!
El alivio en su pecho al gritarlo era incomparable. Jamás había podido contarle a su tío o a alguien de su familia sobre ella o sobre ese día. Ellos no lo hubieran comprendido.
—¿Qué? Y-yo...
—¡Tu madre mató a Hiroshi Sakura para salvarme, Hana! —exclamó—. Tu padre, ese que tanto admiras, no era más que un desalmado; él no conocía la misericordia. Llevo toda la vida queriendo pagar esa deuda de gratitud, pero mi tío no me dejó volver hasta que no cumplí la mayoría de edad y viajé por mi cuenta. Él no comprendía mi obsesión por regresar a este país... Yo quería lanzarme a los pies de tu madre y agradecerle, y lo intenté... Pero no pude hacerlo.
—¿No lograste encontrarla?
—Quizás eso hubiese sido mucho más sencillo... Contraté un detective privado y me tomó meses, pero sí logré dar con ella a pesar de que había cambiado su nombre y había desaparecido. Encontré la casa donde ustedes vivían y logré verla desde las sombras. Aún recuerdo ese momento como si lo estuviera viviendo: mi ángel de la guarda ocupándose de las rosas amarillas del jardín... Al parecer todavía lo sigue haciendo, porque tú me creíste el día que te amenacé diciéndote que enviaría a mis hombres para hacerle daño.
—¿Toda la amenaza era una mentira? —preguntó ella con incredulidad.
—No tenía otra forma de retenerte para que te quedaras conmigo sin tener que atarte a una silla en una bodega, y tampoco podía permitir que te marcharas y arruinaras mis planes o el maldito Tanaka volviera a ponerte en peligro. Ni Tadashi ni McGwire iban a tener compasión contigo si te interponías en nuestros planes. Y no es que sea una mentira del todo... Desde hace mucho tiempo he estado moviendo mis contactos para saber cada paso que dé tu madre y si está en problemas. Es lo menos que puedo hacer.
Hana bajó la mirada y permaneció un momento en silencio. Sus ojos azules aún tenían restos de lágrimas.
—¿Entonces por qué no te acercaste a ella ese día? ¿O después? ¿Por qué no lo has hecho? —preguntó finalmente y él soltó una risa amarga.
—Por ti.
—¿Por mí?
—Sí, Hana. —Se agachó a su lado y la miró directamente a los ojos—. No pude cumplir mi mayor objetivo en la vida por tu culpa. Cuando estuve a punto de hacerlo tú saliste al jardín. No tenías más de once o doce años, y eras la niña más hermosa que había visto en mi vida... Pero eras jodidamente idéntica a él... Tú... tú tenías los mismos ojos que me perseguían todas las noches en mis pesadillas... No me quedó duda alguna de que eras su hija, y te odié por eso. Simplemente no pude hacerlo, mirarte era una tortura, y no quería aceptar el hecho de que la imagen perfecta de mi salvadora hubiese sido ultrajada de ese modo. Por eso me alejé y volví a Japón.
—Pero luego regresaste... ¿por qué regresaste?
—Porque esa deuda aún me perseguía. Decidí que forjaría mi vida en este país como mismo lo habían intentado mis padres. Decidí que triunfaría en lo que ellos habían fracasado, y también que siempre permanecería cerca de tu madre en caso de que me necesitara, aunque nunca lograra acercarme a ella directamente. Jamás pude imaginar que unos meses después de mudarme llamarías a la puerta de mi oficina. Casi no podía creerlo —sonrió con diversión—, al parecer estabas decidida a torturarme. Pero yo no soy tu enemigo, nunca lo he sido.
—Ahora deberías serlo... Tienes todos los motivos para hacerlo...
—Lo sé —dijo él y se puso de pie. Luego le tendió una mano y la ayudó a levantarse—. Pero esta es mi forma de saldar mi deuda, una vida por otra, y también de completar mi venganza contra tu padre.
—¿Venganza?
—Sí, Hana, demostrando que soy mucho mejor de lo que él fue alguna vez. Demostrando que al menos yo sí conozco la piedad.
Haru señaló hacia la puerta.
—Eres libre de marcharte. Vuelve con tu madre y retoma tu vida donde la dejaste. Sal de este mundo y sé libre, no todos tenemos la oportunidad de elegir...
Hana miró al cadáver ensangrentado al fondo de la habitación.
—¿Qué pasará con todo el daño que causó y con todo lo que le robó a mi familia?
—Ya lo pagó de la única forma que podía hacerlo. Me gustaría decirte que podrás recuperar lo que te correspondía, pero sabes mejor que nadie que eso no es posible. Lo siento, siempre puedes contar conmigo para lo que necesites.
—Yo no necesito tu dinero, ni tampoco el que ese bastardo robó. Voy a ser una abogada rica e influyente, ¿recuerdas? —bromeó, aunque casi sin fuerzas ni para hablar. Seguía muy pálida y conmocionada—. Yo... voy, voy a...
Y se desplomó frente a sus ojos.
—¡Hana! —gritó Haru mientras intentaba sostenerla entre sus brazos—. ¡Hana!
Pero era totalmente en vano, había perdido el conocimiento.
Holapppp, espero que les haya gustado el capítulo jjjj, acabo de terminarlo y no pude esperar hasta mañana para subirlo porque tenía muchas ganas de que lo leyeran 😁😁 En el grupo de Facebook les dejaré unas foticos de Hana, para que vean cómo lucía cuando Haru la vio por primera vez (el link está en la descripción de mi perfil). Un besooooo 😘🥰❤️
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La flor del ocaso © [✓]
Mystery / Thriller"Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos". -William Shakespeare. ** Hana Langford no conoció a su padre. Él murió en un accidente de tránsito antes de que ella naciera, o al menos eso le han contado. Sin...