Dedicado a @valeriacaballerosuda
***
—¡Hija! —exclamó Corine y la estrechó entre sus brazos. Finalmente estaba de regreso a casa—. No puedo creer que estás aquí.
—Lo siento... —susurró ella con ojos llorosos—. Siento tanto todo lo que te he hecho pasar...
—Shhh... Está bien, bebé. Todo va a estar bien... —dijo su madre y la abrazó con más fuerza aún.
Cuando se separaron, Corine dio un paso hacia atrás y reparó en la presencia de Haru.
—Buenas tardes, señora —dijo él sin levantar la mirada e hizo una pequeña reverencia. Su nerviosismo era palpable—. Es un gusto conocerla.
Corine asintió, aunque era evidente que no comprendía la presencia de Haru en la casa. Hana le habló:
—Mamá, hay... hay un par de cosas que necesito contarte.
—No se queden aquí afuera. Entren, por favor.
Corine se apartó de la puerta y les permitió pasar. Hana notó las enormes ojeras que tenía su madre y también sus temblorosas manos mientras los tres pasaban a la sala de estar y se sentaban en los sillones. Estaba peor que antes y Hana no dejaba de culparse por eso. Sabía perfectamente que se debía a su partida y a su silencio durante todo ese tiempo.
—¿Dónde has estado, hija? —preguntó Corine con gran aflicción—. ¿Qué has hecho durante todos estos meses?
—Yo... es una historia muy larga que no vale la pena contar por el momento. Solo necesitaba verte y pedirte disculpas por todo el sufrimiento que te he causado.
—También es mi culpa por ocultarte la verdad sobre tu padre, pequeña... Solo trataba de protegerte...
—Lo sé —respondió Hana y se levantó para sentarse en el suelo a los pies de su madre y apoyar la cabeza en su regazo—. Ahora lo sé.
Hana cerró los ojos un instante para disfrutar del calor de su madre. Corine comenzó a acariciarle el cabello y ella no resistió los deseos de llorar. No tenía forma de revertir el tiempo y cambiar las cosas horribles que le había gritado. Lo único que podía hacer era demostrarle cuán arrepentida estaba e intentar reparar al menos parte del daño.
El olor suave de las rosas entraba por el jardín y le traía recuerdos de su infancia de cuando se sentía triste por algo y su madre la consolaba como en ese momento. Sin embargo, en esa ocasión no debía sentirse triste, sino dichosa, y en algún punto sus lágrimas pasaron a ser de felicidad.
Luego de unos minutos levantó la cabeza y le extendió una mano a Haru. Él la tomó y se sentó a su lado en el suelo. No pudo pasar por alto la veneración hacia su madre en los ojos del chico. Él realmente la consideraba un ángel salvador.
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La flor del ocaso © [✓]
Mystery / Thriller"Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos". -William Shakespeare. ** Hana Langford no conoció a su padre. Él murió en un accidente de tránsito antes de que ella naciera, o al menos eso le han contado. Sin...