Dedicado a yheniG
***
—¿Te sientes mejor? —preguntó Haru con preocupación. Hana había vomitado un par de veces en el avión y ya esa era la segunda en la habitación del hotel.
Ella asintió a modo de respuesta, pero eso no lo convenció demasiado. Seguía muy pálida y se veía cansada.
—Si quieres puedo quedarme esta noche e ir a casa mañana temprano, podrías necesitarme aquí.
—Sí, claro... —dijo ella con ironía—. Como si me apeteciera dormir contigo hoy, ¿acaso no has notado que es una habitación matrimonial? ¿O es que ese fue tu plan desde el principio para pasar la noche conmigo?
—No sería la primera vez —replicó él con una ceja levantada.
—De hecho, sí, porque aquella vez huiste, ¿recuerdas?
Haru soltó un bufido.
—¿Me odiarás siempre por eso?
—Y por muchas otras cosas —respondió ella con simpleza y se sentó en la enorme cama para quitarse los zapatos.
—Creí que ya estábamos a mano respecto a todo eso... En fin, ¿no quieres que me quede, entonces? ¿Estarás bien?
—Sí —dijo ella y se acostó bocarriba en la cama—, lárgate de una vez.
—Bien... cualquier cosa que necesites pídesela al servicio de habitación. Ya les dejé instrucciones muy claras de que tengan especial cuidado contigo por tu estado.
Hana bufó con hastío.
—Estoy embarazada, Haru, no enferma terminal. Puedo cuidarme perfectamente por mi cuenta.
—De acuerdo. Supongo que nos veremos mañana temprano, entonces.
Ella agitó la mano diciéndole adiós, pero ni siquiera lo miró mientras tomaba su maleta y salía del cuarto. No le gustaba la idea de dejarla sola en un hotel, pero no era algo sensato llevarla con su familia en las circunstancias que estaban viviendo. Ahí al menos estaría cómoda y no le faltaría nada que pudiera necesitar mientras él resolvía sus asuntos familiares.
En lugar de llamar a su casa para que le enviaran un auto, decidió ir en taxi y de ese modo que nadie supiera que había pasado por ese hotel. Luego de lo ocurrido con Tadashi prefería mantenerse los asuntos delicados solo para sí mismo.
Cuando se vio frente a la enorme residencia de su familia un sentimiento de nostalgia lo invadió. Había vuelto a casa luego de estar meses fuera. Pero había vuelto solo.
Todos lo recibieron con entusiasmo y sorpresa, sobre todo su tía.
—¡Haru! —exclamó con emoción al verlo. Él hizo una pequeña reverencia antes de que ella lo envolviera en un abrazo—. ¿Qué haces aquí, hijo? ¿Cómo lo supiste?
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La flor del ocaso © [✓]
Misterio / Suspenso"Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos". -William Shakespeare. ** Hana Langford no conoció a su padre. Él murió en un accidente de tránsito antes de que ella naciera, o al menos eso le han contado. Sin...