38: ¡Yo sueño contigo!

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Desperté por el sonido de una melodía conocida por mi, me estire comenzado a reconocer aún más la letra. Me senté en la cama mirando como mi amor sacaba mi ropa y la metía en su armario, en el proceso bailaba y cantaba con alegría.

-° ¡Si me preguntan por ti! ¡Diré que es mentira que toda una vida he soñado contigo! ¡Yo sueño contigo! - me señaló acercándose - ¿Cómo dormiste, amor mío?

- De maravilla, ¿Y tú?

-° Más que bien - tomó mis mejillas dejando un beso en ambas y al final uno en mi boca - ¿Me ayudas? - señaló mi ropa con un movimiento de cabeza

- Amor, no voy a quedarme un mes, dejalo así.

-° Un mes no pero una semana si, no importa que tenga que amarrarte.

- Hoy me tengo que ver con mi papá para hablar sobre... unas cosas, no puedo quedarme. - talle mis ojos llendo hacia ella

-° Vas y regresas, yo te espero - volvió a sacar más ropa - ¿Tus cucos los pongo con los míos? - pregunto confundida

- María José no mires mis calzones - se los arrebate

-° ¿Por qué no? Son lindos - sonrió mirandolos, iba a responder pero parece que tocaron la puerta. Poché no le tomó importancia pero yo si ¿Vivirá con alguien más? No, imposible. Confundida camine a la puerta pero al abrirla no vi a nadie, mire hacia bajo encontrándome con el pequeño Ramón que sostenía con su trompa su plato ¡Tan divino!

- ¡Hola, hermoso! ¿Tienes hambre? - soltó su plato ladeando la cabeza hacia un lado - Lo tomaré con un si - susurre - Poché, Ramón tiene hambre - No me hizo caso, seguía cantando a todo pulmón

-° ¡Imaginame sin ti! ¡Y regresarás a mi! ¡Sabes que sin tu amor, nada soy, no podré sobrevivir! - hizo una nota algo alta sorprendiéndome, que yo sepa no era muy buena con el canto, ha practicado.

- ¡Poché! - me miro - Ramón tiene hambre.

-° ¡Oh, claro! Lo olvide - golpeó su frente con su Palma - Ya vengo, continúa por favor. - continúe con lo que hacía algo aburrida de la canción que sonaba, no la conocía y no era muy bailable, después de tres canciones que era las peores que había escuchado en mi vida empezó una que a mi oído le agrado mucho también porque me era familiar, al empezar el coro la reconocí.

- ¡Lo dejaría todo por que te quedarás! ¡Mi credo, mi pasado, religión! - baile cantando feliz

-° ¡Mi piel también la dejaría, mi nombre, mi fuerza, asta mi propia vida! - canto-grito, me abrazo por la espalda - terminaste rápido, dulzura - cuando pronunció "dulzura" mi piel se erizo, no entiendo porque pero de repente sentí la necesidad de comerle la boca, quería morder esos labios gruesos, quería que me follara fuerte, sin piedad. Sacudí mi cabeza tratando de alejar esos pensamientos pero me fue imposible pues ella acariciaba mi abdomen y su respiración chocaba con mi cuello, ella no lo hacía al propósito pero me estaba mojando, trate de controlarme, me sentía como una jovencita hormonal que quería tener todo con su crush, el problema aquí es que no soy una jovencita, Poché no es mi crush, es el amor de mi vida ¿Cuál es la diferencia?
Me voltee envolviendo mis manos en su cuello, ella me sonrió, le di una mirada coqueta antes de juntar nuestros labios con rudeza. Me correspondió no tan brusca, estaba a punto de bajar mis manos a su pantalón pero tocaron la puerta, me separe dejando pequeños besos en su boca.

- Yo voy, amor - susurre dejando besos en su rostro, ella asintió con pereza. Camine hacia la puerta soltando suspiros temblorosos. Al abrir un rostro familiar me recibió

- ¡Poché! - Envolvió sus brazos en mi cuello, se separó - ¿Calle? - pregunto confundido - ¡Calle! - volvió abrazarme, yo estaba muy extrañada ¿Quien es el? - estoy seguro de que no me recuerdas, se ve en tu cara - se río - soy Mario Ruiz

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