20: ¿Pau y Ana?

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-° Alejate de mi hermana - valentina giró su cabeza sobre su hombro para mirar a Poché

- Vamos María José, no le are daño. No es malo tratar de hacer una amistad con la única persona que te habla.

- Poché, tranquila. No pasará nada, sólo es mi amiga, bueno lo más cercano a eso.

-° No me importa valentina, no te quiero cerca de ella - gruño furiosa

- Amor, creo que vale sabe lo que hace. Dejala - le dije con suavidad, soltó un suspiro tembloroso.

-° Esta bien. Te advierto Ana, no le hagas nada de lo que te puedas lamentar a mi pulga - ambas chicas sonrieron alegres

- Tu no te preocupes Majo. Todos estará bien - Ana parecía muy feliz, y eso de algún motivo me gustaba. Me gustaba saber que alguien que al parecer ha cambiado quiere algo con vale quien es una niña espectacular.

-° Vamos arriba mi Dani.

- ¿Para qué? Yo la verdad tengo hambre, ¿Ya te había dicho no? La verdad no lo recuerdo, pero quiero una hamburguesa GIGANTE, ENORME, uy tam... - Me calló de una forma perfecta, su boca se estrelló contra la mía.

-° Bueno, ahora si... ¿Qué decías?

- Qué tenía hambre - susurre

-° Ja! ¿Enserio? La verdad yo igual pero no quiero ir a comprar comida, ¡tengo una flojera! - se recosto sobre mi cuerpo, soltando unos bostezos, recargue mi cabeza en el suya y así comenzamos a caminar rumbo a la habitación. La flojera de Poché se me contagió bastante, con sólo decir que antes de que llegáramos al cuarto ya me estaba durmiendo.
Apenas sentí el borde de la cama me deje caer en esta, sentía como el edredón se acomodaba alrededor de mi cuerpo, definitivamente la mejor sensación de la vida. Mis párpados cada ves se hacían más pesados, mi respiración se tranquilizaba y mi cuerpo se relajaba completamente. De repente sentí a Poché sentada en mi regazo, abrí mis ojos lentamente.

- ¿Qué haces María José? - pregunte somnolienta

-° Nada en realidad... Yo sólo quería, ya sabes, pasar un rato juntas - susurro con inocencia

- Se que esa cabezota tiene ideas muy locas, dime la verdad Poché ¿Qué pretendes? - sabía que algo pensaba y mis sospechas se fueron cuando ella se ruborizó

-° ummm es que... Olvidémoslo.

- Poché... ya dime.

-° Tenemos que hacer labores - se levantó de golpe - Si eso, lo había olvidado. Tenemos que lavar el baño - sonrió con malicia

- Amooooor ¿No puede ser otro día? Tengo mucho sueño.

-° Pensándolo bien, Si hay algo que puedes hacer para que no hagamos eso - se mordió el labio mirando al techo. La mire curiosa, la verdad aria de todo para no hacer labores hoy.

- ¿Y que es eso que tengo que hacer? - sonrió pícara, bajo su mirada al piso

-° Tengo un problema. Y quiero que tu me ayudes - volvió su mirada hacia mi

- ¿Problema? - ella asintió - ¿Cuál es? - volvió a mirar hacia bajo y yo la acompañe. Entonces comprendí a lo que se refería. Tenía una muy notable erección, mi respiración se hizo más pesada - ¿Co-Cómo quieres que te ayude? - volvió a sentarse en mi regazo

-[ Tu sabes perfectamente como - después de eso sus labios se juntaron con los míos. Comenzamos un beso tranquilo pero a medida que el tiempo iba pasando me volví a más urgente, mi lengua pidió pasó para entrar en su boca, ella aceptó gustosa. Una de mis manos se posó en su cadera y la otra acaricio su erección, gimió en mi boca, yo solté un jadeo. Di vuelta ahora quedando yo arriba, no perdí tiempo y comencé a besar su cuello, lamí y mordí a mi gusto, su garganta hacia sonidos tan sexys y tan jodidamente placenteros, cada ves me sentía más mojada.

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