Serpentine, ch. 2

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CAPÍTULO 2

Hermione no podía descansar, se tumbó en su cama el resto de la tarde. Los nervios se retorcían y contorsionaban en su estómago como si se hubiera tragado un par de serpientes que estuvieran intentando encontrar la salida. El cielo se volvió rosa al amanecer y aún ella no había dormido, así que se vistió y fue al Gran Comedor. 

Algunos estudiantes estaban allí, repartidos entre las cuatro mesas que representaban las casas de Hogwarts. Hermione se sentó en su sitio en la mesa de Gryffindor y un bol con crema de avena apareció ante ella. Estuvo diez minutos empujando la comida con su cuchara, pero su estómago con la dejaría comer nada de eso. 

Mientras se levantaba para irse, una lechuza común aulló mientras volaba hacia ella con un gran paquete marrón en sus patas. El pájaro dejó caer el paquete a su lado y moviendo sus alas con fuerza, voló hacia otro lado. Hermione abrió el paquete y dentro encontró una nota concisa escrita en una caligrafía familiar junto con varias prendas de color negro. 

Deberás llevar esto puesto. Nos vamos a medianoche. Reúnete conmigo en el Bosque Prohibido. No le digas a nadie dónde vas.-S

Decidió que no sería lo más inteligente asistir a clases ese día, ya que quería evitar a sus mejores amigos, Harry Potter y Ron Weasley. Normalmente les contaba todo, y la tentación de contarles sobre su nueva aventura sería demasiado bueno. Los dos jóvenes darían sus vidas para evitar que fuera con Voldemort. Pero no, se recordó con rapidez a sí misma, eso no era del todo cierto. Normalmente estaría trabajando para Dumbledore. No Voldemort. 

Estuvo el resto del día deambulando por el castillo que había llegado a querer y del cual había memorizado cada pasillo como su nunca fuerza a verlo de nuevo. Cuando llegó a la librería, lágrimas calientes atacaron sus ojos. Los libros eran su pasión en la vida y estaba a punto de dejarlos todos atrás. Dudaba que hubiera ninguno donde ella iba. 

Hermione volvió a su habitación para pasar tiempo con sus libros favoritos, pero mientras estaba tumbada en la cama se encontró leyendo la misma línea una y otra vez, incapaz de concentrarse. Se preguntó por un momento si debería escribirles una nota a Harry y Ron, dándoles algún tipo de motivo por el que se había ido para que se preocuparan. Pero las palabras de Snape resonaron en su cabeza: No le digas a nadie dónde vas. Decidió que no podía arriesgarse. 

Más tarde, Ginny entró a los dormitorios buscándola, "Hey, ¿Hermione? ¿Te encuentras bien? Los chicos me han dicho que hoy no has ido a tus clases"

Hermione estaba alegre de verla pero fingió una voz enfermiza. "No me encuentro muy bien, eso es todo"

Ginny tocó la frente de Hermione con el dorso de la mano, "Estás un poco caliente. ¿Has ido a la enfermería?"

"Solo necesito descansar. No hay necesidad de molestar a Madam Pomfrey", dijo Hermione, dando a Ginny una sonrisa sin fuerzas. 

"Está bien. Vuelve a dormir. Bebe mucha agua. ¡Órdenes del médico! Se lo diré a los chicos."

"Gracias, Ginny," dijo Hermione, y sintió un pinchazo de soledad mientras observaba como la chica pelirroja se iba. 

Cuando era casi la hora de embarcarse en su oscuro viaje, sacó la ropa del paquete. Primero sacó una bufanda negra para la cabeza que se suponía que cubriría la mitad de su cabeza y la dejó a un lado. Lo siguiente era una camiseta de manga larga que parecía un par de tallas más grande. cayó sobre sus hombros cuando se la puso, y estaba un poco molesta hasta que vio lo que venía a continuación en el paquete: un corsé negro, justo de su talla y cerrado cuidadosamente sobre su cintura. Mantenía la camiseta más grande en su lugar. Se cerraba por delante, así que sería más fácil de poner o quitar. Y las otras tres prendas, unos pantalones apretados negros, botas y un abrigo negro largo, completaba el conjunto negro.

ꜱᴇʀᴘᴇɴᴛɪɴᴇ ꜱᴇʀɪᴇꜱ | ᴛᴏᴍɪᴏɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora