Susurros del Pasado, ch. 30

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CAPÍTULO TREINTA

Tras volver en sí, Harmony se despertó en un lugar tan oscuro que apenas podía identificar lo que tenía al rededor. Solo vio la cara de Voldemort sobre ella mientras la sujetaba entre sus brazos. Al mismo tiempo tuvo la necesidad de golpear su proporcionada nariz y de abrazarle fuertemente hasta ahogarle. Todo este tiempo había fingido ser quien no era y en lugar en el que nunca había estado. La cabeza de Harmony cogió carrerilla. Voldemort seguro habría notado su incomodidad cuando sus dedos apretaron con más fuerza su espalda y muslos, como una advertencia para que se mantuviera quieta. Voces, que le importaban poco en ese momento, hablaron a su alrededor en voz baja.

En su remolino de emociones, notó que ya no estaban en el barco. El tambaleo había desaparecido y, bajo los pies de Voldemort, escuchaba el inequívoco sonido de la hierba. Con las manos abrió su capa y tiró de ella para llamar su atención.

Sus ojos, antes enfocados con fuerza hacia delante, se destensaron cuando notó su movimiento. Él bajó la mirada y Harmony no pudo reprimir una sensación asfixiante cuando sus penetrantes ojos azules la miraron. No dijo nada. No necesitaba hacerlo; las esquinas de sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa, después volvió a levantar la mirada.

Mil preguntas se acumularon de golpe en la cabeza de Harmony, sabía que, sin importar lo que ocurriera, lograría responderlas. Había estado desinformada durante mucho tiempo y ya era hora de que entendiera todas las complejidades que rodeaban su vida en ese momento.

Completamente dispuesta a ser paciente, Harmony se dio un momento para mirar a la persona que la llevaba sin impedimentos.

Reconoció la ropa de Marek; eran oscuras, como cualquier otro mortífago, y era extraño ver a Voldemort llevarlas ahora. Marek era Voldemort, Voldemort era Marek. Harmony repitió esto en su cabeza hasta que pudo convencerse de ello. Voldemort había dejado su pelo crecer, incontrolables mechones rizados coqueteando con sus ojos. Cuando le conoció llevaba el pelo arreglado, pulcro y fuera de su cara. Era como si con el nuevo pelo fuese una nueva persona; ya no era un mago perfeccionista, sino uno indomable, rebelde, incontrolable.

Notó un fuego en su interior, sentía una atracción sorprendente por ese hombre alarmante.

La había estado mintiendo en todos sus sueños, la había hecho creer que estaba a punto de ser ejecutado, había disfrutado de sus iniciativas sexuales y después las había rechazado. ¿Por qué? Era un timador, un manipulador, y había jugado con ella todo este tiempo.

Harmony gruñó sin poder evitarlo y Voldemort bajó la mirada preocupado. Ella tan solo le miró.

Había un gran grupo de gente a su alrededor mientras la llevaba. No podía ver sus caras en las sombras de la tarde, pero sabía que eran mortífagos. Y había muchísimos. ¿Había tantos en el barco? Parecía que los cuerpos se había duplicado, ahora eran un pequeño ejército.

Subieron por una pequeña cuesta, la gravedad hizo que se pegara más a los brazos de Voldemort. Por el rabillo del ojo, una gran sombra comenzó a erigirse imponente y pronto apareció a su vista. La forma de la sombra era inconfundible; difícilmente podría olvidar esa bella aunque ominosa arquitectura que pertenecía a la mismísima mansión Riddle.

La había traído al lugar en el que todo había comenzado.

Una voz femenina cortó el silencio. "Han llegado más, mi Señor."

"Excelente," respondió profundamente agradado. "¿Cuántos?"

"Diez o así, mi Señor," respondió la mujer tras una pausa.

Harmony sintió su pecho cuando este vibró por una risa que le decía que estaba sumamente contento por estas noticias.

"Reúnelos a todos en el vestíbulo, tras un pequeño descanso podremos comenzar el viaje."

ꜱᴇʀᴘᴇɴᴛɪɴᴇ ꜱᴇʀɪᴇꜱ | ᴛᴏᴍɪᴏɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora