Serpentine, ch. 24

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CAPÍTULO VEINTICUATRO

Harmony estaba de pie con su espalda recta, la nariz a un metro de la pared; eso mientras intentaba concentrarse en lo que sabía que estaba al otro lado. Esto no es imposible, se dijo a sí misma, pero cada vez que sentía el oscuro arrastre que venía justo antes de aparecerse, pensaba en la posibilidad de ser mutilada por quedarse en medio de la pared de piedra, la sensación se interrumpía. 

"No pienses en atravesar la pared," dirigió Voldemort desde detrás en el salón. "En vez de eso, imagina que ya estás de pie en el otro lado, en mitad del pasillo."

En su ojo mental, Harmony podía ver las polvorientas alfombras que cubrían el suelo del pasillo. Al lado de una de las paredes colgaban varios tapices y un par de cuadros, cada uno con magos en su interior. Ella se imaginó encontrándose a Claudia, a pesar de no haber hablado con la bruja en algún tiempo. Incluso a través de su resfriado, recordaba el olor a polvo y a antiguo cuando había caminado hace unos momentos por el pasillo. Pero también tenía unos toques a roble, un recordatorio de los exquisitos travesaños de madera de la mansión. 

De nuevo sintió el arrastre del agujero negro, pero esta vez se relajó su cuerpo por completo y se dejó ser arrastrada. Se dejó ser fascinada. En un barrido, el salón de lecciones desapareció y el pasillo apareció de un chasquido

Harmony se rió en voz alta ante su logro —en cuanto se aseguró de tener todos los dedos en su sitio. Estaba eufórica por todos los sitios a los que tendría acceso ahora que podía aparecerse. 

Dando la vuelta, observó la pared por la que acababa de pasar. Se acercó un paso y colocó una de sus manos en ella, cerró los ojos, e imaginó que estaba en el otro lado. En su ojo mental, podía ver a su Maestro esperando en medio de la sala de lecciones con una expresión de orgullo en su cara. 

La imagen de él se quedó en su cabeza mientras pensaba en los efectos del agujero negro que se estaba formando, y el estirón la atrapó de nuevo. Ella respiró hondo y se retorció, el agujero la atrapó. 

Cuando abrió los ojos se encontró con los dos orbes azules penetrantes de Voldemort, a dos centímetros. Ella se quedó sin aliento ante la cercanía y se alejó de un sobresalto; él tuvo que agarrar su cintura para evitar que los dos se cayeran. Una vez que estuvieron estables, él soltó su agarre.

"Estás progresando considerablemente," le dijo, metiendo las manos en sus bolsillos. "Estarás orgullosa de saber que puede incluso que estés aprendiendo a aparecerte más rápido de lo que yo lo hice."

Los ojos de Harmony se ensancharon con sorpresa ante el gran cumplido que salió de sus labios. Pero era algo secundario en su cabeza comparado con otra cosa que la había dejado de piedra. Era algo que ella nunca en su vida habría imaginado que estaría imaginando. 

Hasta ese momento, ella siempre se haba mantenido a un brazo de distancia de Voldemort, sin dejar nunca que él tuviera la oportunidad de tocarla de forma íntima, como harían los amigos. Pero ahora sus ojos se iban a sus labios, aún abiertos en una sonrisa orgullosa. Ella admiró la suave curva de su labio inferior, cómo se agitaba con cada avalancha de sangre por los latidos de su corazón. 

Cuando Voldemort vio la mirada en sus ojos, su sonrisa cayó y la miró durante un momento, anonadado. Sus labios se abrieron levemente mientras, él también, bajaba la mirada, encontrándose tan solo con esa maldita bufanda. Molestia se encendió en sus ojos mientras él comenzaba a parecer más capaz de arrancarla esta vez, sus dedos se retorcían a punto de hacerlo, de una vez por todas. 

Un hombre se aclaró la garganta desde algún punto tras el hombro de Harmony. 

"¿Mi Señor?" Preguntó una voz conocida. 

ꜱᴇʀᴘᴇɴᴛɪɴᴇ ꜱᴇʀɪᴇꜱ | ᴛᴏᴍɪᴏɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora