ꜱᴇʀᴘᴇɴᴛɪɴᴇ ꜱᴇʀɪᴇꜱ | ᴛᴏᴍɪᴏɴᴇ

Susurros del Pasado, ch. 29

CAPÍTULO VEINTIUNO

Harmony mantuvo la cabeza agachada y la boca cerrada mientras intentaba pasar desapercibida entre el grupo de trabajadores de Menkar y la gente normal. Si no supiera lo que estaba ocurriendo, habría pensado que estaba yendo a un partido de quidditch. La gente estaba jaleando, cantando, bebiendo y bailando. Los niños corrían entre las piernas de la gente. Había personas vendiendo merchandising y otras cosas al lado de la carretera de camino al manicomio. Solo el escrutinio de los trabajadores armados del Ministerio y de Menkar logró devolverla a la seriedad de la situación. 

El Manicomio de Menkar era un edificio frío y gris con chapiteles en el techo que apuntaban al cielo como dientes puntiagudos. había pequeñas ventanas enfiladas ordenadamente en las paredes, una por cada habitación. Harmony miró hacia las ventanas imaginando que Voldemort estaba tras una de ellas mirándola de vuelta. 

Fueron examinados de nuevo por los guardas antes de cruzar las grandes y altas puertas de acero que daban al patio. La gente que asistía como público estaba siendo guiada al centro del patio, lugar en el que había sillas, mesas y un escenario. Aún era pronto y la zona ya estaba medio llena. Harmony escaneó la escena; si tenía suerte y lo lograba, estos asientos, estas mesas y ese escenario habría sido para nada. Esta gente habría venido para nada, tan solo para estar presente cuando se anunciara  que Voldemort había escapado una vez más. Harmony intentó enterrar, una vez más, el hecho de que lo que estaba a punto de hacer estaba terriblemente mal. Voldemort había perdido la memoria. No era el hombre que una vez haba sido. Todo el mundo merecía una oportunidad... y su hijo. Su hijo necesitaría a su padre. 

No tenía tiempo en ese momento para digerir las noticias de su embarazo. Si hubiera tenido tiempo, se habría preguntado algo como ¿Seré una buena madre? ¿Será niño o niña? Pero sabía que no quería pensar en todo eso en ese momento, no cuando todo su futuro estaba aún en el aire. ¿Y si no salía viva de esto? No quería pensar tampoco en que la vida que llevaba  en ella moriría también. 

Tenía suerte de tener a sus compañeras de Menkar. Sin ellas habría paseado por Menkar como una idiota. Todos los trabajadores entraban por la puerta trasera para atender a una reunión en la cual les asignarían sus tareas por el día. Les darían instrucciones para atender a sus pacientes habituales —cosa que hacía con su compañera— y cuando terminara eso, a Harmony le habían dado tareas en la cocina. Era simple; hablar no sería necesario así que estaría libre de ser investigada por algún motivo. En la cocina, la obligaron a cocinar cosas sencillas que serían servidas al enorme público que esperaba en el patio. La cocinera, una grande y fuerte mujer de mediana edad, le lanzó un delantal e inmediatamente la puso a cocinar. Estaba echando zumo de calabaza cuando lo sintió de nuevo: un cosquilleo por todo su cuerpo que hizo que se le erizara el pelo de los brazos. Discretamente se metió en el armario de la escobas, tenía que formarse un plan y rápido. 

Pronto, aprendió una cosa. Escuchar lo que decían los trabajadores de Menkar en la cocina, estaban comentando algo sobre el Nivel Seis. Como "El Nivel Seis va a quitarse un peso de encima," o "¡Por fin lo del Livel Seis!". No tardó mucho tiempo para darse cuenta de que hablaban sobre Voldemort. tenía un piso entero del manicomio solo para él por motivos de seguridad. Su presencia seguramente habría agitado a otros pacientes. La mención de Voldemort había provocado que se le acelerara el corazón en la garganta. 

Por fin Harmony encontró un momento para ir hacia Voldemort, junto antes de beberse el último trago de la poción Multijugos. Había aguantado la botella contra sus labios, aguantándolo ahí como si fuera el veneno que le llevaría a la muerte. 

Ya está. Si no encontraba la manera de hacer algo en la próxima hora, la descubrirían y se uniría a Voldemort en su ejecución frente a todo el mundo.