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ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ
El café que acabo de preparar está asquerosamente amargo. Hago una mueca de asco y dejo la taza en el lavavajillas, para lavarla cuando llegue del trabajo. Quizás todo va a ser amargo en mi vida, pero no me quejo. Desde pequeño tengo esta sensación de amargura en mi pecho, excepto cuando estoy con ella. Sus brazos me rodean la espalda y escucho una pequeña tos de su parte.
─Alguien atrapó un resfriado, ¿no?– comento, tocando sus manos.
─Sí– dice, con la voz congestionada.
Me río. Es adorable. Quizás demasiado. Se aleja de mí y ve el café que dejé apenas comencé, así que me mira con preocupación.
─¿Te sientes bien?– pregunta.
─Sí, tranquila. Solo me quedó amargo, como siempre.
─Te he dicho que no prepares café si no sabes cómo hacerlo, Tae.
─Lo siento. No lo haré de nuevo.
─No, porque voy a ocultar el café de ti. Debes irte a trabajar.
─Cierto. Nos vemos.
Le doy un beso corto en los labios y agarro mis cosas, luego salgo. Lo último que veo son sus ojos brillantes y una sonrisa enorme de su parte. La amo, más de lo que pensé que haría, pero lo hago, y me siento bien con eso. Sé que, cuando llegue, ella no va a estar, ya que debe ir a la Universidad y, luego, a su casa. Tenemos horarios diferentes, así que viene a verme cuando puede, al igual que yo. Meto las manos en los bolsillos del pantalón y llamo un taxi, mientras bajo las escaleras.
***🎐***
Abro y entro a casa, en silencio. Cierro la puerta y me dirijo a mi habitación, queriendo dormir. Me acuesto en la cama y siento que algo se clava en mi espalda, así que meto la mano debajo de las sábanas y saco un peine, que es de Sun. Sonrío y lo dejo en la mesita con la lámpara de noche. Es costumbre que deje algo aquí. Suena mi celular, así que lo agarro. Rara vez me llaman, siempre son mensajes. Es Sun.
─¿Pasó algo, linda?
─Dos cosas: olvidé un peine en tu casa, y mis padres quieren conocerte.
─¿Les dijiste que estamos juntos?
─Sip. Extrañamente, lo aceptaron. ¿Puedes venir mañana?
─Claro, mañana es mi día libre.
─Genial. Nos vemos mañana, entonces. Te amo.
─También te amo. Adiós, descansa.
"Mis padres quieren conocerte." ¿Qué van a pensar cuando sepan que no tengo un título universitario? Solo espero que no les moleste el hecho de que estoy trabajando, ya que quiero reunir el dinero suficiente para tener mi casa propia. Me pongo la mano en la frente y suspiro, cerrando los ojos.
