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Dongmyeong
#R o C k S t A r#

―¿Y Dongmyeong?― pregunta Hyejin. Muevo las manos, nerviosa.
―Está en Seúl― contesto. Me mira, levantando las cejas. Byul silba, como sabiendo lo que viene a continuación―. ¿Qué?
―¿Qué hace allá? Dijiste que vendría contigo esta noche.
―Bueno, están en una pequeña gira con los chicos. Harin propuso salir por la primera semana de las vacaciones, y...
―Considérate soltera― dice Yongsun, interrumpiendo. Wheein asiente con la cabeza. Frunzo el ceño.
―¿Qué quieren decir?
―Bueno, nena, salió de "gira" con los chicos. Sabes más que nadie cómo son ellos. Especialmente Yonghoon y Harin. Tienen más chicas en sus listas que diseños de uñas en las manos de Hyejin― dice Byul. Muevo la cabeza.
―Dongmyeong no me engañaría. No es así.
―Bueno, Hyungu tampoco lo era― Yongsun levanta los hombros―, y ya ves como terminó.

Me quedo en silencio, mientras Byul termina de trenzar mi cabello. Ellas continúan hablando con su experiencia como "situaciones" de los amigos de mi novio. Me llega un mensaje y lo leo, viendo que es de Dongmyeong. "ojalá estuvieras aquí, te extraño", junto a una foto. Sonrío, contestando, y luego guardo el celular. No me siento muy bien, las chicas realmente se metieron en mi cabeza. Me paro, excusándome a mi habitación. Cierro la puerta y saco mi celular, viendo el último mensaje de Dongmyeong. Me dijo que estaría aquí en lo que canta un gallo. Salieron hace dos días. "Faltan cinco" me digo a mí misma, intentando relajarme. Byul me llama, diciendo que ya saldremos, y me miro en el espejo. No puedo ocultar la chispa de preocupación de mis ojos. Sonrío, y salgo, intentando olvidar lo que las chicas dijeron. No es cierto. Dongmyeong no me engañaría. Lo conozco, llevamos saliendo dos años, no lo haría.

«ෆ»

―¿Cómo la están pasando?― digo, abrazando mis rodillas. El rostro de Dongmyeong se ve algo oscuro en la pantalla de mi computadora, pero hay suficiente luz como para que lo vea.
―Es increíble― contesta, cerrando una puerta. Sonrío―. Los chicos salieron, pero yo decidí quedarme a descansar. Tocamos en un bar anoche y, no te imaginas, fue increíble, todos cantaban. Nuestro trabajo está rindiendo frutos, y me siento tan orgulloso...
―También estoy orgullosa de ti, Dongmyeong. ¿Cuándo vuelven?
―El domingo a la tarde. Hoy me quedé, tenemos que tocar en un pequeño salón, y seguro llegaremos tarde.
―Está bien...
―¿Te sientes bien?― pregunta, frunciendo el ceño. Asiento con la cabeza―. ¿Segura? Te ves decaída.
―Estoy bien, es solo... ¿Los chicos han estado con alguien?
―Harin estuvo coqueteando con una chica mientras estábamos preparándonos, pero nada más, que yo sepa. Gyuk le pidió el número a un par de chicas, pero nada más.
―¿Y tú?
―¿Yo qué? Estoy contigo, Sun. Sabes que no te engañaría.
―Claro― asiento. Carraspeo―. Lo siento. Debo irme, hablamos luego.
―Sun...
―Adiós, Dongmyeong. Te amo.

Antes de que responda, corto la videollamada. Cierro la computadora y suspiro, entrelazando mis manos. Me siento mareada. Me levanto, canturreando una canción de los chicos, y abro la ventana, así entra aire fresco. Me quedo mirando la calle, donde algunas personas caminan, en el silencio solitario. Suspiro, viendo el semáforo cambiar, de luz roja a luz verde, luego a luz amarilla y comenzando de nuevo. Necesito que Dongmyeong vuelva, no quiero seguir pensando en que me engaña, a pesar de saber que no es cierto.

«ෆ»

Escucho la puerta y levanto la vista del espejo, en silencio. Se abre y Dongmyeong entra, con sus bolsos. Lo miro, en silencio, mientras deja los bolsos en el suelo y mete el teclado, respirando agitado. Bajo las cejas, esperando a que diga algo. Cierra la puerta y enciende la otra luz, luego gira, con una sonrisa.

―Hola― dice, mientras yo vuelvo a concentrarme en mi rutina. Suspira, como molesto―. ¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes a abrazarme como harías normalmente? ¿Aún sigues pensando en lo que te dijo Hyejin? Ya te dije que no es cierto.
―Sería fácil para ti mentir― digo. Mueve las manos en un gesto de frustración.
―Sun, sabes que respeto tu lugar como mi novia. No se me ocurriría engañarte. Hyejin ya le ha dicho varias veces a Gyuk cómo se siente respecto a nosotros. No tienes que confiar en ellas, no ciegamente.

Me paro y me acerco, en silencio. Me apoyo en su pecho y me abraza, suspirando. Su perfume sigue siendo el mismo, así que me encargo de sentirlo un momento. Realmente lo extrañé, aunque mi cerebro haya creado millones de escenarios falsos.

―Eres una de las mujeres más importantes en mi vida, Sun. No te reemplazaría por nadie― dice―. Te traje algo, que quiero que veas.
―¿Qué es?― digo, mientras se aleja. Busca en uno de los bolsos, mientras yo lo observo. Saca una bolsa, y sonríe.
―Esto, Sun, es... un regalo que conseguí el primer día. Me moría por decirte que te había comprado algo, pero me contuve. Además, y sé que no sueles usar este color, la vendedora me ayudó a elegirlo. Dijo que iría bien con tu color de piel.
―Pero mi color está bien― digo, mirando mis brazos. Es más oscuro que el de él, pero aun así me gusta, aunque a mi madre no tanto.
―Está perfecto, claro. Más que perfecto. Por eso lo elegí.

Agarro la bolsa y la abro, en silencio. Es un collar dorado, con un dije de color azul. Sonrío, luego miro a Dongmyeong.

—Gracias— digo. Asiente.
—Ahora piensa en esto: no te engañé. Conoces la canción: "estoy demasiado ocupado siendo tuyo como para caer por alguien nuevo". Y yo soy completamente tuyo, Sun— me da un beso corto—, así que nunca dudes de mí, por favor. Duele en cierto sentido.

𝕆ℕ𝔼 𝕊ℍ𝕆𝕋𝕊 (en curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora