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Ambos niños juegan, mientras sus compañeros dibujan en las hojas que la maestra les dio, haciendo un regalo a sus padres. Ellos no se preocupan por eso, tienen otras cosas para hacer ese día.
―Taehyun, Sun, deben hacer sus cosas― dice la maestra, llamando la atención de ambos. ―Sí― dice la niña, dándose vuelta y haciendo que su amigo se caiga. Se ríe, mientras él intenta levantarse. ―Niños, por favor. ―Ya vamos, maestra― responde él, mientras forcejea con su amiga.
La maestra suspira. Se le hace complicado controlar a esos dos niños. Son inquietos y casi siempre están peleando entre ellos, pero no al punto de lastimarse. Cuando ambos se levantan y van hacia la mesa, a hacer las cartas, la maestra suspira. Sun agarra colores y raya su hoja, jugando, lo mismo que Taehyun.
―¡Mira, hice un dragón!― dice Sun, mostrando la hoja a su amigo. ―¡Yo un león! ―Eso no parece un león― Sun arruga la nariz, moviendo la cabeza a un costado. ―¡Sí parece! ¡El tuyo no parece un dragón! ―¡Claro que sí!
Comienzan a discutir de nuevo, haciendo que la maestra se pare. Levanta a Sun en sus brazos y la sienta al lado de sus compañeras, haciendo que frunza los labios, molesta. Tae la mira, mientras la maestra le da una hoja blanca de nuevo.
―Debes hacer el regalo para el día del padre, no un dragón― le dice, dándole la hoja. ―Haría un regalo para el día del padre si lo tuviera― responde, lo que hace que la maestra se enoje aún más. ―Haz un regalo igual, Sunhee. Para la persona que consideres tu padre.
Sun mira la hoja, enojada. Agarra un color y comienza a pintar, haciendo garabatos que no tienen una forma concreta.
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―¿Qué harás?― pregunta Tae, mirando la rodilla de su amiga. ―Iré a casa a tomar agua y la limpiaré― responde ella, levantándose. Su amigo la sujeta por la cintura, ayudándola a caminar―. Mamá no debe saber que estaba arriba del árbol, se volverá loca. ―Bueno, conociéndote, es obvio que debes haber estado arriba del árbol. ¡Esa no es una herida que te haces jugando futbol con los chicos!
Sun sabe a lo que se refiere su amigo. No es la primera vez que se lastima, pero sí es la primera vez que le pasa por subirse al árbol. El árbol en cuestión es un sauce llorón de cincuenta años, cuyas raíces parecen un nido, y su tronco se abre en dos, por lo que muchos niños se suben a él. Ella tenía completamente prohibido subirse al árbol, su madre detesta que haga eso, parece un animal. Pero Sun no sabe hacer caso, así que no es la primera vez que sube al condenado árbol.
Cuando entran a la casa de ella, Sun va a buscar el botiquín de primeros auxilios, mientras Tae se sirve un vaso con agua. Ella lo mira una vez termina de tomar. ¿Le está tomando el pelo?
―¿Me estás tomando el pelo?― pregunta. Él niega. ―No, el agua― contesta, inocente. Suspira, molesta. ―¡Sírveme agua a mí también, tarado! ―¡Bueno, no me trates así, tonta!
Se quedan callados un momento, y comienzan a reírse. Tae le sirve un vaso con agua y lo deja en la mesa, mientras ella saca las cosas del botiquín.
―Eres una idiota― dice Tae, observando a su amiga limpiarse la rodilla. Ella pone los ojos en blanco. ―Ya. No me lo recuerdes. ¿Crees que se note mucho mañana? ―Probablemente. Es decir, usarás un vestido, es obvio que se va a notar. Espero que no te diga nada. ―Digo lo mismo.
Tae arruga la nariz al ver la gasa con sangre. Si sabía lo que iba a ocurrir, ¿para qué se subió al árbol? Siente algo en su pecho, pero lo reprime, mientras agarra las gasas usadas y las lleva al contenedor de basura.
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El juego amistoso entre Tae y Sun se transforma poco a poco en una pelea seria, y su profesor puede notar la tensión creciendo entre ambos. Algunos chicos cambian el peso de un pie al otro, nerviosos. Los puños de Sun cada vez se mueven más rápido y golpean lugares más delicados, mientras que los de Tae intentan defenderse.
―Eres un perdedor― provoca Sun, agachándose para esquivar un golpe. ―Cierra el pico, imbécil― contesta Tae, golpeando el aire una vez más. ―Fíjate dónde golpeas.
Tae lanza otro golpe, pero no golpea más que el aire. Su amiga se mueve demasiado rápido para su gusto. Sun le golpea el rostro y él se hace hacia atrás, tambaleándose un poco. Ella sonríe, sabe que lo desorientó, y lo tiene donde quiere. A un golpe de perder. Se acerca, sonriendo, pero su amigo la hace caer con sus piernas, y se sube sobre su cuerpo, haciendo presión para que no pueda moverse.
―¿Quién es la perdedora ahora?― pregunta, haciendo la cabeza a un lado. Sun forcejea bajo el peso del cuerpo de su amigo, tratando de liberarse. ―Suéltame― forcejea. ―En tus sueños, Sunhee.
Levanta el brazo, pero el profesor toca el silbato, haciendo que mire hacia arriba, hacia el profesor. Sunhee aprovecha su oportunidad y lo empuja, liberándose. Antes de que pueda acercarse a su amigo, el profesor se interpone entre ellos, cortando el camino.
―Suficiente― dice―. Pueden salir. ―Ninguno de los dos está en el suelo― gruñe Sun, mirando con odio a su amigo. ―Si los dejo continuar, van a terminar haciéndose daño de más. Bajen del ring. ―Si nos deja continuar, terminas en el hospital, Sunny― Taehyun hace un gesto, sonriendo.
Sunhee sisea hacia él y se va, quitándose la protección de sus manos. Le gustaría arrancarle la sonrisa a golpes, pero el profesor no lo permitirá. "Estúpido" piensa, mordiendo sus labios. Él sabe que ambos podrían lastimarse demasiado, por eso no les permitió continuar.
―¿Que no eran amigos?― dice uno de los chicos, apareciendo a su lado. ―Él era amigo, yo lo odio― contesta Sun, sin mirarlo. ―¿Me odias, Sunny?― sonríe Tae, sentándose a su lado―. Pero pensé que íbamos a ser amigos para siempre― hace un gesto triste con su rostro, luego se ríe―. El sentimiento es mutuo, queridita. La próxima nadie se va a interponer entre nosotros, y terminarás muy, muy mal.
Sun lo sigue con la mirada, con su corazón hirviendo en su pecho. Algún día lo matará, y le irá mal, pero no le importa.
―Todo con tal de que desaparezca― susurra, muy bajito.
