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ꜱᴜɴ Obviamente no esperaba esto cuando llegué a casa. Mark me había dicho que Jackson y BamBam irían a verlo, ya que tenían que ponerse al día con sus cosas, y aprovecharían a estar un rato con ambos. Obviamente no pensé que vería una escena como esta. Los miro, con la mano en la puerta y la llave aún colgando de mis manos. Aún no me notan. No escucharon las llaves, sus gritos eran demasiado altos y estaban concentrados en el pequeño insecto que está en la pared. Mientras cierro, los observo. Jackson está abrazado a BamBam, como un koala, que lo sujeta de las piernas para que no caiga, y ambos están escondidos detrás de Mark, que intenta matar al insecto. Dejo todo en la mesa, esperando que me escuchen.
—¡Hyung, es de las que vuelan!– exclama BamBam, justo antes de que el insecto comience a volar. —¿Por qué no me avisas, BamBam? ¡Las que vuelan son las peores!– grita Mark, corriendo.
Ahora entiendo. Entró una cucaracha, de las que vuelan, a la casa. Intentaron matarla, pero no pueden. Mark y los chicos corren, mientras BamBam aún tiene a Jackson abrazado a él. Se detienen cuando me ven. BamBam intenta soltarse de su amigo, pero no puede.
—¿Entró una cucaracha voladora a la casa?– pregunto, observándola posarse en la esquina de la mesa. —Por favor, mátala– pide Mark. —¿No se supone que eres el mayor? Deberías protegerlos– comento, agarrando un vaso.
Lo pongo suavemente sobre el insecto. Agarro el diario que había en el mueble y, despacio, lo meto debajo del vaso, así la cucaracha no se escapa cuando lo levante. Me dirijo afuera y suelto al pequeño insecto, luego cierro la puerta. Giro a saludarlos, como es debido.
—Jacky, ya puedes bajarte– dice BamBam. —¿No está por ahí?– pregunta Jacky. —Acabo de dejarla afuera, Jacky. No es nada, solo un pequeño insecto.
BamBam baja los brazos pero Jacky sigue abrazado a él. Me empiezo a reír. Una vez que él se siente seguro, baja lentamente al suelo. Tampoco es que mi hermano sea tan alto. Cuando se calmaron, los saludo. Jacky me atrapa en un abrazo que me aprieta mucho.
—No puedo respirar– digo. Me suelta–. ¿Cómo llegó ese insecto aquí? —No lo sé, pero nos asustó a los tres– dice Mark–. Incluso a mí, que… —¡Entró de nuevo!– grita BamBam.
Jacky suelta un grito demasiado agudo y vuelve a abrazarse a él de un salto. Mis carcajadas suenan cada vez más altas mientras intento aplastar la cucaracha. Se vuelve a posar en la mesa. Esta vez, en lugar de ponerle el vaso encima, lanzo el diario con todas mis fuerzas en su dirección. Se escucha un ruido alto cuando el papel golpea la mesa y, cuando levanto el papel, veo a la cucaracha aplastada. Ups, quizás fue con demasiada fuerza. Jacky vuelve a bajarse, con las mejillas rojas. BamBam se sienta y aplaude una vez.
—Gracias, mini yo– dice. —¿"Mini yo"? Serás mayor que yo, pero soy más madura.
Me hace burla. Saco la cucaracha de la mesa y Jacky se sienta, aunque alejado de la esquina.
—Gracias por matar a la cucaracha que vuela, Sun– dice Mark. —No hay de qué. A fin de cuentas, ustedes no podrían haberle hecho nada– digo. Se ríen.
