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Ser bisexual nunca fue fácil. Quiero decir, desde que me di cuenta. Siempre sentí que había algo extraño en mí, como si no fuera una chica normal, que hacía cumplidos a sus amigas. A veces sentía que era demasiado, pero nunca me dijeron eso. Es más, parecía que les gustaba que les hiciera cumplidos. Cuando supe lo que significaba "ser bisexual", fue diferente. Aprendí que no era extraña por sentir atracción hacia las chicas, también supe que era bastante normal que me gustaran las chicas y los chicos. Mis padres supieron dos años después, yo les dije, y se lo tomaron mejor de lo que esperaba. Las personas de mi escuela me miraban cuando pasaba por su lado, como si fuera un bicho raro. Pero mucho no me importaba. Desde entonces, llevé a tres chicas a casa, a una sola la presenté como mi novia, a la otra no. Porque no lo éramos. La tercera había sido mi mejor amiga durante años, y recién se estaba descubriendo a sí misma.
―¿Qué te parece?― pregunté, levantando un cartel. Somin lo leyó, en silencio, y asintió. ―Me gusta― dijo, mientras yo dejaba el cartel en la mesa y lo terminaba―. ¿Crees que te irá bien? ―Claro que sí. Matt y Yong irán conmigo, así que estaremos bien. Y no es la primera vez. Me gustaría que fueras, eso sí. ―Sabes lo que mis padres opinan. No lo aceptan, y creen que me gustan los chicos. ―¿No has pensado en decirles? Cuando yo estaba así, pensaba lo mismo, pero ya ves que no – sonreí, mirándola. Asintió, aunque no parecía convencida. ―Más adelante lo haré, no te preocupes.
Moví la cabeza y le lancé un beso, luego pinté el cartel, mientras ella hacía sus cosas. Llevábamos tres meses saliendo, mis padres lo sabían, pero la conocían desde siempre, así que no habían tenido problemas. El problema eran sus padres. Ellos creían que a Somin le gustaban los chicos, y que yo no era más que su mejor amiga, la misma desde inicio de la secundaria, cuando no era así. A Somin le gustaban las chicas, y a mí me gustaba ella. Cuando me confesó que se sentía atraída a mí, comenzamos a dar vueltas, hasta que me pidió ser su novia. Y claro que acepté. Ahora, yo me preparaba para ir a mi tercer marcha del Orgullo bisexual, y quería que fuera conmigo, aunque ella no fuera bisexual. Eso no quitaba que siguiera siendo mi novia. Matt iría para cuidarnos en caso de que ocurriera algo malo, Yong era su primo, que también era bi.
***
―¡Mamá, me voy!― exclamé, yendo hacia la puerta, con el cartel en una mano y un par de banderas en la otra. ―¿A qué hora vuelves?― preguntó, apareciendo por la puerta. ―No muy tarde, Matt nos dijo que nos llevaría a comer algo a Yong y a mí, y que él invitaba. ―Entonces llegarás de noche― dijo. Asentí. ―Tengo las llaves.
Me dio un beso en la mejilla y salí, viendo el auto de mi amigo. Fui hacia él y, cuando me estaba subiendo, vi a mamá parada en la puerta, sonriendo. Subí y la saludé con la mano, luego cerré, mirando a Matt, que iba manejando, con Yong a su lado.
―¿Vamos, muchachos?― dijo Matt, mientras el auto comenzaba a andar hacia el lugar de la marcha. ―Vamos― respondí, asintiendo. ―¡Orgullo, ahí te vamos!― exclamó Yong.
