WayV

119 4 0
                                    

Ten
#"scary"#

―¡Ten Lee!― toco sus hombros y gira, haciendo una llave y tirándome al suelo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―¡Ten Lee!― toco sus hombros y gira, haciendo una llave y tirándome al suelo.

Grito, sorprendida, y me empiezo a reír, mientras él se para derecho, mirándome desde arriba. Se ve agitado, y nada preocupado por haberse defendido de mí y haberme tirado al suelo. Se agacha, frunciendo el ceño.

―¿Qué te pasó?― toca mi cintura, haciéndome cosquillas.
―Nada― digo, sentándome―. Un golpe, es todo. ¿No vas a pedirme perdón?
―¿Por qué? Tú te la buscaste.
―Yo no quería que me tiraras al suelo, Lee.
―No me hubieras asustado, Kim.

Sonrío, suspirando, y cruzo las piernas. Es un idiota, pero aun así lo quiero. Se para, sin ayudarme, pero le doy una pequeña patada en el pie, haciendo que me mire de nuevo. Estiro los brazos y me da las manos, ayudándome a pararme. Una vez estoy de pie, hago un pequeño salto, sonriendo, y quedo cerca de su cuerpo. Levanta las cejas y me alejo, calmando mi respiración. No es normal haberme agitado tanto después de eso, pero creo que a cualquiera le pasaría si su amigo la hizo caer por defenderse, ¿no? Antes de que pueda reaccionar, me da un golpe en la frente con su dedo índice y pasa por mi lado para ir a buscar sus cosas.

―¡Oye!― me quejo, sobándome la frente para que el dolor se vaya.
―No seas llorona― responde―. Fue a penas un golpecito.
―Me reiniciaste el cerebro.

Se ríe, y me acerco a él. Antes de que se dé cuenta, me subo a su espalda y lo abrazo como un koala, tratando de tirarlo al suelo. Se hace hacia atrás, lo que me hace agarrarme con más fuerza, y comienza a reírse. Se empieza a mover, haciéndome temer por mi equilibrio, y yo cierro los ojos, asustada de caerme. Escuchamos la puerta y, cuando abro los ojos, el profesor está en la puerta, con una de nuestras compañeras.

―Me parecía que había gente― comenta ella. Aprieto los labios, tratando de no contestarle―. Pensé que esta sala era para practicar, no jugar.
―Eso hacíamos, recién terminamos― contesta Ten, con una toalla en sus manos.
―Deberían haberse ido hace diez minutos― dice el profesor, serio―. Y sabes que no puedes hacer eso, Sun.

Asiento, aún abrazada a Ten, y se van. Suspira, negando con la cabeza. No se queja respecto a mí estando aun en su espalda, sino que se agacha y agarra nuestros bolsos, luego camina a la puerta. No se esfuerza por sujetarme, mis extremidades y mi miedo por caerme hacen que yo esté bien sujeta, como un bebé koala.

―No entiendo qué tanto les molesta que hagamos esto, somos amigos― dice, caminando por el pasillo. Asiento con la cabeza―. Además, eres como una pluma para mí, no pesas nada. Es normal, lo hacemos desde que nos conocemos. Y Jaehee, ¿qué le interesa si estábamos ahí o no? Chica insoportable, no le hacemos nada y ya nos molesta por cualquier detallito.
―¿Estás enojado?
―¡Claro que sí! No estábamos molestando. Puedes bajarte, ya no podrás tirarme.
―Claro― me bajo, despacio. Se arregla la remera y el cabello, y me mira.
―¿Segura que no es nada lo de tu cintura?
―Segura― asiento.
―Bueno. Si pasa algo, me avisas, ¿okey?
―Sí― alargo la última letra, como una niña―. Te invitaría a casa, pero no puedo. Mamá no está y pensará cualquier cosa. ¿Cómo estás tú en el departamento?
―Todo bien. Bueno, debo irme, nos vemos el jueves.
―Nos vemos, Ten Lee.

Sonríe como despedida, y sale primero, dejando mi bolso al lado de mis piernas. Observo como se aleja, con el bolso en una mano y la otra buscando el celular en sus bolsillos. Se detiene, revisando todos sus bolsillos, como preocupado, y me tapo la boca. Está buscando su celular, y lo tiene en el bolso. Luego de un momento, vuelve a caminar, así que supongo que recordó dónde lo tenía.

↠↞

Camino hacia la cocina, descalza, pisando con cuidado de no caerme. No veo nada, pero siento cada mueble, he vivido aquí el tiempo suficiente para conocer mi hogar. Abro la nevera y busco la botella de agua, prestando atención a cada sonido, por más pequeño que sea. Sujeto la puerta con la punta del pie, así no se cierra, mientras tomo agua. Escucho un sonido extraño y dejo la botella, frunciendo el ceño. No cierro la puerta, prefiero usar la luz de la nevera como iluminación. Veo un movimiento detrás de la puerta y cierro un poco, pero siempre manteniendo la luz encendida.

―Sun― dice una voz conocida.
―¡Mierda!― grito, golpeando a la persona.
―¡Ay! ¡Carajo, Sun, eso duele!

Me quedo quieta en mi lugar, con las manos pegadas a mi pecho, y la puerta de la nevera se cierra lentamente, haciendo que la luz desaparezca de a poco. Escucho la respiración de la persona, que está agitada, y trato de calmar mis nervios. Camino hacia atrás, tratando de ver algo, y enciendo la luz, lastimando mis ojos dormidos. Ten está ahí, con una mano en la nariz, que está roja, pero no lastimada. Parpadeo, intentando pensar.

―¿Cómo...? ¿Cómo entraste?― exclamo, aun parada al lado de la llave de la luz.
―Siempre dejas la ventana del balcón abierta― contesta, tiene la voz congestionada―. ¿Por qué me pegaste?
―¡Porque no pensé que entrarías a mi casa! ¿Qué haces aquí?
―No hables tan fuerte, por favor, es tarde. Tuve algunos problemas con el dueño del departamento.
―¿Y...?
―Y me echó, porque pensó que yo había llevado a una chica y estábamos...
―Mejor cállate― le digo, sin dejarlo terminar―. ¿No se te ocurrió nada mejor que venir sin avisarme?
―Pensé que dormías. Es más, pensé en dormir en el sofá.
―Dios, Ten Lee...

Me mira, levantando un poco las cejas. Me encantaría insultarlo por lo que hizo, pero no puedo. Yo había pensado en invitarlo, así que tampoco me interesa si está aquí. Lo que me interesa es que haya entrado sin avisarme.

―Te traeré unas frazadas así no pasas frío― digo, relajándome.
―Okey... ¿No me pedirás perdón por golpearme?
―Tú te la buscaste.
―¡Oye!
―No te quejes, entraste a mi casa como un ladrón.

Asiente, sonriendo. Voy a mi habitación a buscar algunas frazadas, en silencio. Escucho que se sienta en el sofá, y suspiro. ¿En qué estaba pensando al venir aquí? No debería haberlo hecho, sabía que mamá no estaba. En cuanto llegue mañana y lo vea en el sofá, se va a enojar y va a pensar cualquier cosa sobre mí, más de lo que ya piensa.

―Necesito saber― exclama―, ¿qué te pasó en la cintura?
―Ah...― digo, sin saber qué excusa poner―. Nada, en serio.
―Sun, no me mientas. Sé que pasó algo serio, dime.
―Mmm... apareció mi papá. Y, cuando vino, fue peor que mamá.
―¿Cuánto peor?
―Mucho― contesto, entrando a la sala―. Ella le contó sobre nosotros, y pensó lo peor. Lo de la cintura es lo máximo que pudo hacerme, alcancé a defenderme como tú me enseñaste.
―¿Pero estás bien, bien?
―Sí, Chittaphon, estoy bien― asiento. Me mira, con rostro de sorpresa.
―¡No me digas así, Sunhee!
―Es tu nombre, Ten Lee.
―Olvídalo.

Me río, pero no digo nada. Le doy las frazadas y vuelvo a la habitación. Me siento en la cama, en silencio, pensando. Creo que agradezco que haya venido, no quería estar sola, pero igual me preocupa mamá.

―¿Quieres dormir conmigo?― pregunta Ten, apareciendo en la habitación. Lo miro.
―¿No? Si quieres armamos una cama aquí, pero no duermes en la misma cama.

𝕆ℕ𝔼 𝕊ℍ𝕆𝕋𝕊 (en curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora