ᴠɪᴄᴛᴏɴ

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Parental Points
ꜱᴜʙɪɴ

Los "Puntos Parentales" -o PP- eran la pesadilla de cualquier humano

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Los "Puntos Parentales" -o PP- eran la pesadilla de cualquier humano. A cada niño nacido se le asignaba una cantidad específica basada en su inteligencia, manera de ser y actitud. Los niños con mayor cantidad de PP eran los mejores, los más mimados, los que tenían todo, las cantidades oscilaban entre los 100000 PP y los 10000 PP; los niños con menor cantidad de PP eran los que menos cuidados estaban, los que a penas podían llegar a ser adoptados, las cantidades eran desde 10 PP a 100 PP. En las habitaciones del orfanato se podían ver las diferencias: las habitaciones de los mayores PP tenían de todo -juguetes, libros, pizarras, comida todos los días-, las de los menores PP tenían polvo, suciedad, varios juguetes rotos, a penas tenían libros, las paredes estaban grises y a veces se olvidaban de alimentarlos.

"Eres fea y arisca, nadie va a quererte siendo de ese modo". Las palabras de la trabajadora social se quedaron grabadas en la cabeza de la niña de ocho años, con 100 PP, la siguieron hasta que ingresó a la secundaria, le hicieron compañía cuando fue a vivir sola, sin nadie que le hubiera enseñado a cambiar su actitud, a amar y no rechazar. Ella hizo todo lo posible para ocultar esos 100 PP que le habían asignado al nacer, por los mismos que la habían abandonado. Las mejores notas en la escuela, la mayor cantidad de competencias ganadas, todos los cursos que realizaba estaban aprobados. Todo para obtener una cantidad generosa de PP y para ocultar y enterrar sus bajos PP. Cuando por fin logró tener unos 99000 PP, fue al penúltimo curso, en el que otorgaban los PP que le faltaban para poder adoptar a un niño que tuviera lo que ella quería. Al llegar, se encontró con un chico de su edad, cuyas facciones reconocía bastante, facciones que cualquier niño del orfanato "Hwaseong" podría reconocer, en cualquier lugar. Y su corazón latió, acelerado, porque sabía la razón de su presencia en el lugar, era la misma por la que ella estaba ahí. El chico era Jung Subin, uno de los niños con PP más altos del lugar, uno de los privilegiados, el que había sido adoptado por la familia más rica de la provincia. ¿Acaso buscaba más PP de los que ya tenía? ¿Para qué?

--Oye, te conozco-- sonrió, haciendo que ella se tensara completamente--. Eres la chica de Hwaseong.

--Sí, soy ella-- la sonrisa era tensa.

--¿Cuál era tu nombre? Soy pésimo para recordar nombres, lo siento.

--Sunhee.

--Soy...

--Sé quién eres. Jung Subin. ¿Qué haces aquí?

--Oh, PP. ¿Tú?

--Lo mismo-- levantó la hoja a rellenar con los PP.

--Genial. Suerte-- sonrió.

--Sí, digo lo mismo.

Giró para irse, pero el chico la siguió. Iba a preguntarle qué hacía, hasta que recordó la razón: no la seguía porque fuera ella, sino porque debían ir al salón para obtener los PP. Iba tensa, como si algo fuera a suceder con él cerca. Sentía que él iba a quitarle esos PP que el curso daba, pero no pasaría. Eran de ella.

𝕆ℕ𝔼 𝕊ℍ𝕆𝕋𝕊 (en curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora