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"¿No piensas en mí?"
El interrogante aparece en la cabeza de Hoshi al ver a su antigua novia hablar con un chico, riéndose como si no pasara nada. ¿Por qué él es el único que está sufriendo? ¿Acaso a ella no le duele la pérdida de lo que tuvieron? Jun lo empuja por el hombro, suave, y ambos caminan a sus clases. Pasan por al lado de la chica y Hoshi no puede evitar girar la cabeza para mirarla, encontrándose con los ojos de ella. Mira hacia adelante rápidamente, avergonzado porque lo haya encontrado viéndola.
―Nunca la vas a seducir si la miras así― dice Jun, y Hoshi se ríe. ―No tienes ni idea...― responde.
Sun observa al chico reírse de lo que su amigo le dice y siente un tirón en el estómago, un tirón bastante conocido en su vida diaria. Lleva sintiéndolo desde que terminó con Hoshi, lo que le molesta un poco, ya que la hace sentir peor de lo que se siente normalmente. Sabe que le hizo daño, y que probablemente no pueda arreglarlo, así que elige no volver a la vida de su ex novio, no por ahora. Debe estar mucho mejor sin ella.
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Hoshi choca contra una chica, haciéndola tirar sus libros, y levanta la vista del celular, algo preocupado. Cuando ve que es Sun, aprieta los labios, sintiendo un dolor conocido en el pecho. Las mejillas de ella se sonrojan de repente y se agacha, rápido, a alzar los libros que se cayeron.
―Déjame ayudarte― Hoshi se agacha y agarra un par de libros, sin darle tiempo a negarse―. Lo siento, no iba mirando. ―Sí, no hay...― se interrumpe cuando las manos de ambos se tocan. Levanta la vista y lo mira, con dolor en sus ojos―. Lo siento mucho. ―Oh, no te preocupes, yo no iba prestando atención, tranquila.
La sonrisa de Hoshi se clava en su pecho como un puñal. No estaba pidiendo perdón exactamente por eso, pero no va a aclararlo; aunque Hoshi sabe claramente a qué se refería. Se paran al mismo tiempo y Hoshi extiende los libros de sus manos hacia ella, que asiente, agradeciéndole, mientras los agarra.
―Gracias― susurra. ―No hay de qué― sonríe Hoshi, metiendo las manos en sus bolsillos―. Lamento chocarte, no iba prestando atención. ―Está bien, tranquilo.
Ambos asienten, apretando los labios. Hoshi aprieta los puños, con las manos escondidas en sus bolsillos, tratando de pensar en algo que decirle. Tenía pensado decirle muchísimas cosas, pero ahora que la tiene en frente no se le ocurre nada. Ni siquiera puede formular un pensamiento coherente.
―Escucha, yo...― empieza, pero se detiene. ―Lamento todo lo que pasó― dice Sun, sin respirar―. No supe qué hacer, y lo único que mi cerebro dijo fue que se terminara, así que no pude hacer mucho. Quiero decir, lamento haberte hecho daño, pero no sé, yo... ―Oye, escucha, no te preocupes. Dijiste que era lo mejor, ¿recuerdas? Y, si para ti lo mejor era terminar, entonces... no puedo hacer mucho, ¿cierto? Además, no es algo que yo pueda controlar, Sunhee. Si te parecía lo mejor para ti, prefiero que puedas protegerte a ti misma, incluso si eso implicaba que me pudieras hacer daño. ―¡Hoshi, vamos, tenemos que ir a la casa de Vernon!― llama Jun, desde las escaleras, antes de que Sun pueda responder. ―Debo irme. Suerte, Sun, y cuidado con esos libros. ¡Adiós!
Sonríe y se va, despidiéndose con una mano, dejando a Sun con un nudo en la garganta. Hoshi también lo siente, pero lo ignora, así puede seguir con su vida. Choca palmas con Jun y ambos bajan, hablando de cualquier otra cosa, mientras la respiración de Sun se acelera y se calma de a ratos.
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Sun rueda en su cama, viendo el contacto de Hoshi, que cambió su foto de perfil por una de su perro. Mueve las piernas, pensando en si apretar el símbolo de llamada o no. Su hermano entra, sin tocar, y ella deja el celular en la cama, lejos de su cuerpo.
―¿Qué quieres?― le pregunta, seria. ―¿Estás bien? Mamá dijo que has estado quejándote toda la tarde― dice él. ―Estoy bien, Jeonghan, no te preocupes. ¿Has hablado con Hoshi? ―No, aunque hoy iban a ir a la casa de Vernon. ―Sí, algo escuché... ¿Y tú qué haces aquí? ―Mamá me castigó porque no saqué la basura y no puedo ir.
Sun asiente, entendiendo. Generalmente, si Hoshi y Jun van, su hermano también va. Pero ahora no, por dichas razones. Cuando su hermano desaparece en el pasillo, vuelve a agarrar el celular, descubriendo que llamó a Hoshi, y que lleva casi dos minutos en llamada.
―Ay, no― murmura. ―¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?― pregunta la voz de él del otro lado de la línea. ―Ah, no, lo siento, solo... Llamé sin querer, perdón. ―Ah... ¿puedo saber por qué tu hermano no vino? ―Mamá lo castigó porque no sacó la basura. Pensé que les había dicho. ―No, no nos dijo nada. Maldito... ―Oye, más respeto, es mi hermano― dice Sun, un poco bromeando y otro poco en serio. Hoshi se ríe. ―Lo siento. Bueno, si no necesitas nada, debo cortar. ―Espera― dice―. ¿Aún estás con los chicos? ―No, estaba volviendo a casa. Iba con los auriculares, pero justo llamaste, e interrumpiste... ―La música. Claro, lo siento. ¿Puedes hablar un momento? ―Claro, no tengo problema. ¿Qué hiciste hoy luego de la escuela? ―Fui a inglés y luego volví a casa, lo mismo de todos los miércoles. ¿Qué hiciste con los chicos? ―Ah, practicamos una coreo para el acto de fin de año. Ya sabes, Vernon quiere que sea perfecto. ―Es su último año, ¿no? ―Sí, nuestro último año antes de la universidad― dice, su voz es una mezcla de emoción y tristeza―. El tiempo se pasó volando. ―¿Y ya sabes qué vas a estudiar? ¿O piensas seguir con la música y los chicos? ―En realidad, aún no me decido. Pensé en meterme a modelaje, pero papá no quiere. Luego en música, también, así que creo que me inclinaré por eso. ¿Tú qué planeas estudiar? ―Yo me gradúo en un año, Hoshi. Lo sabes. ―Sí, pero algo tenías pensado. ¿Teatro? ―Sí, teatro― sonríe. Aún lo recuerda―. Deberías seguir en música, te irá bien. ―¿Tú crees? ―Definitivamente.
Hoshi se ríe. Sun sonríe, mientras mira el techo de su habitación. Esto le recuerda al tiempo antes de terminar con él, cuando hablaban por llamadas cuando ambos tenían libre.
―Y... ¿de qué eran los libros que tenías hoy?― pregunta Hoshi, luego de un momento. ―Historia. Cuéntame que hicieron hoy con los chicos. ―¿Segura? No quiero aburrirte solo hablando de mí, y... ―Hoshi― dice ella―. Sabes que no me aburres.
