Seventeen

396 10 0
                                    

Minghao
"Sunset pictures"

"Bella como el atardecer"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Bella como el atardecer". Era lo que Minghao siempre pensaba al verla pasar con sus amigas o con su novio. No pensaba decirle nada, simplemente, la apreciaba de lejos. Al igual que a los atardeceres. Solo que a ella no podía sacarle fotos, o lo iban a tratarlo como un extraño.

Hao bajó del auto y vio a su atardecer pasar con sus amigas, hablando. Le pareció extraño que su novio no estuviera con ellas, siempre iban juntos. Levantó los hombros, gesto que parecía normal en él, y saludó a su madre, luego fue a la escuela. Entró, fue a su lugar habitual, y sacó el celular, para ver las fotos que había sacado del amanecer, antes de que sus padres despertaran. Entonces, los escuchó.

―¿Por qué no puedes ser una novia normal?― preguntó una voz masculina, con evidente enojo en la voz.
―¿Normal? ¿Qué significa, para ti, ser "normal"? ¡Trato de ser lo que quieres, pero cada vez pides más! ¿Por qué no puedes tú ser un novio normal?― Minghao reconoció la voz de su atardecer, que sonaba molesta.
―¡Le sacas fotos al cielo todo el tiempo, lo único que tienes en tus redes sociales son fotos del cielo! ¿Qué clase de persona sube eso?
―¡Las personas que aprecian lo bello de la naturaleza! ¡Y tú no eres una de esas!

Ambos entraron a la sala, sin notar al chico sentándose en una esquina, con su celular en las manos, que levantaba la vista al escucharlos entrar.

―Te lo diré por última vez, mi amor― dijo ella, con un ligero tono de odio en las dos últimas palabras―: tengo una cuenta dedicada a sacar fotos, y es la única que tendré hasta ahora. No pidas más. Agradece que eres mi fondo de pantalla.
―¿Entonces el paisaje, cielo o lo que sea, es más importante que yo?
―Bueno, el "paisaje, cielo o lo que sea" no va a terminar conmigo porque hago lo que me gusta.
―Qué puta― dijo el chico, levantando la mano.

Antes de que ninguno pudiera reaccionar, le golpeó el rostro, haciendo que ella perdiera el equilibrio, pero no logró caer. La chica sintió un dolor caliente recorrer su mejilla, lo que hizo que sus ojos lagrimearan un poco. Hao se paró, dejando el celular, y se acercó a él, con el corazón acelerado. Lo apartó de un empujón de su atardecer y la miró.

―¿Estás bien?― le preguntó, preocupado. Ella lo miró y asintió.
―Sí, gracias― murmuró. Miró a su novio―. Terminamos. No quiero verte de nuevo cerca de mí.
―¡Como sea! ¡Nadie te va a querer más que yo! No quiero que vuelvas llorando a mí cuando te sientas sola― dijo, luego se fue. Hao apretó las manos, algo nervioso.
―¿Quieres una bandita?
―¿Para qué...?
―Tienes... una pequeña herida en la mejilla― Hao tocó a penas su mejilla. Ella asintió.
―Claro, sí.

Hao fue hacia su lugar, con ella detrás, y buscó una servilleta de papel, luego una bandita de las que siempre llevaba. Se sentó en la silla y le pasó la servilleta con suavidad en la mejilla, luego le puso la bandita. Ella lo miró, en silencio, mientras él arrugaba los papeles. Sabía quién era, pero nunca se había dado el tiempo de hablarle o tratar de conocerlo. Ahora que estaba frente a ella, se daba cuenta que era...

𝕆ℕ𝔼 𝕊ℍ𝕆𝕋𝕊 (en curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora