Capítulo 10: Libertad

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Cuando era una mortal solía pensar que el tiempo era efímero, un afanoso empedernido que acosaba a quienes lo vivían corriendo, tratando de seguir su ritmo, pero ahora, en penumbras solo puedo pensar en que solo es un vejestorio que apenas y puede funcionar. Me harta y me frustra. Es como ver una tortuga vieja caminar en círculos parándose cada tanto a descansar sin siquiera querer agilizar tan solo un poco su andar. Realmente me siento que estoy estancada en un bucle cruel y doloroso que aviva mis penas sin remordimiento. Siempre es lo mismo. Siempre la tortura vuelve, el dolor se aviva y luego solo queda esperar y soportar en medio de la oscuridad y la desolación a que nuevamente empiece el ciclo, solo teniendo como agente de cambio el sonido de las voces agónicas que llegan y se van en medio de alaridos de locura y dolor.

Como era de esperarse, aquella noche donde mi supuesto "mate" me traiciono generándome un dolor sobre otro dolor que me llevo directo a la inconsciencia, no morí, y eso me lo hizo saber Amos, ese es el nombre de mi querido torturador personal. El demonio, el monstruo que me metió en este horrendo bucle y que se lleva mi vida a trozos pequeños se llama Amos, príncipe de estirpe, pero ciudadano común de las tierras demoniacas que, hasta donde sé, no tiene un líder directo. ¿No es cómico? No sé cuánto tiempo llevo metida en este lugar y cada vez me siento más parte de esta maldita dimensión que me ha consumido por completo. Él, en medio de las torturas me ha enseñado bastante de este nuevo mundo, me hablado de los reinos, de sus dirigentes, de cómo funciona todo. Dice que lo hace para que no me sienta tan fuera de lugar. Que considerado es.

En fin, ese día pensé que moriría, pero claramente no lo hice. Para mayor desgracia mía, resulta que mi maldito ADN si era adaptativo y ahora resulta que tengo una parte bruja, o bueno, eso dijo Amos a los pocos días que desperté de la inconciencia mientras trajo a una anciana a reforzar la celda con un conjuro que no me permite hacer magia. Lo hubieras visto. Estuvo emocionado y ansioso concentrando toda su atención en mí, buscando y esperando que me adaptara a otra especie, pero eso no sucedió, o al menos no se mostró alguna nueva faceta, así que desilusionado y, obviamente enojado, se empecino en que debía fortalecer mi lado lobuno por lo que ahora las torturas buscaban lastimar a Megara, mi loba. Dice que es una deshonra para una hibrida de tres especies tener una loba omega, y aunque el mismo me explico que es casi imposible subir de rango a una loba, él jura y perjura que llevándola al límite la hará evolucionar. Desde entonces sacó toda su artillería en tortura, yendo desde lo físico hasta lo psicológico y por supuesto, todo esto mientras mi querida alma gemela disfruta del buen sexo todos los días e incluso, en algunos repite.

Supongo que este es el paraíso que me merecía según Dios.

Como es de suponerse, realmente todo ese maltrato si genero cambio en Megara. Física y mentalmente ella lo logro, evoluciono. Paso de ser una omega a una beta, pero ahí se estancó. No puedo decirlo en tiempo, pero ha pasado mucho desde mis primeros días en este lugar y lo cierto es que después de alcanzar ser beta, Megara, ni por más torturas logro llegar al rango Alfa. Esto tiene frustrado a Amos quien parece cansado de torturarla siempre sin hallar resultados, pero no hay nada más que pueda hacer. Después de todo lo que nos ha hecho pasar solo un milagro podría convertir a Megara en Alfa y la verdad, ya no estoy para tener fe en dioses a los que nos les importan las almas que penan en vida, así que no espero realmente que ese milagro suceda.

La venganza de la luna (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora