— Mi estimada luna, al parecer tu cuerpo no recibe una especie más. — Me analiza con vil frialdad. Hace un tiempo que me ha dejado tranquila porque llegaron nuevas personas a este lugar, pero parece que vuelve otra vez a fijarse en mí. — Hay que mejorar tu combate. Estos días he pensado en mejorar la forma de tu loba. Una simple omega no sirve de mucho, así que en eso nos concentraremos.
—Vete a la mierda. — Susurro mientras veo sus ojos negros.
— Mírate. Últimamente estás más revolucionaria. Poco queda de la mujer miedosa que llegó hace dos años a mis manos.
— ¿Ya llevamos dos años acá? —pregunta triste la loba en mi mente, como rara vez lo hace.
—Miren quién apareció, la loba deprimida que muere y me abandona por un imbécil que ni la quiere. — Ataco por la conexión a la omega que no vuelve a lloriquear.
—Lo siento, solo que duele mucho.
—Sí, a mí también me duele cada tortura de este imbécil y mírame, ya superé la depresión. —Cierro la conexión con la loba y me fijo en Amos, quien me ve impasible.
—Honrarte con saber que tú acabaste con esa versión de mí — le mantengo la mirada con aquella fiereza que poco a poco se ha ido incrustando en mi actuar.
El imbécil sonríe y sale de la celda, dejándonos solas con Nix.
— La próxima vez que abra esa reja escaparemos —susurra ella, recostada contra la pared, recibiendo solo un asentimiento de mi parte.
...
Malditos recuerdos. ¿Cuánto más me piensan torturar? ¿No ha sido ya suficiente? No es necesario que cada noche, y cada madrugada me recuerden una y otra vez lo que ya sé, lo que viví, lo que presencie. Les aseguro que soy consciente de todo aquello que viví allá. No lo voy a olvidar, no hay forma de hacerlo, pero si quiero dormir, o al menos quiero dormir y descansar.
Estoy cansada de cerrar los ojos, dormir, sonar, y levantarme casi igual de cansada y embriagada de malestar, de ese que viene desde mi pecho, desde las heridas y más profundas que aún se niegan a cerrar.
Hastiada a primera hora del día, me levanto a arreglarme para el entrenamiento con los guerreros. Al menos así me podré relajar un poco. El ejercicio y la exigencia física siempre ayudan, aunque no es sufriente. Nada es suficiente.
Al estar lista, me dirijo al campo, encontrando como siempre, a Aron. Si algo he aprendido de él en este corto tiempo, es que no importa lo voluble que se vea. En esencia es un ser muy responsable, y sobre todo, muy puntual.
— Enana, madrugadora como siempre — me va pasando su brazo por mis hombros a penas me ve.
Suelto un suspiro de resignación y dejo que se apoye en mí. No me quiero estresar por esto. Poco a poco en mi mente empiezo a aceptar aquella idea de que él no va a cambiar. Siempre va a ser igual, tomándose confiancitas que no van.
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La venganza de la luna (En corrección)
Loup-garouLa venganza de la luna habla de la vida de Calipso, nuestra protagonista, quien siendo monja de un convento de su localidad es arrebatada de la dimensión mundana y llevada a la dimensión sobrenatural conocida como Dexari, donde un nuevo mundo carga...