Capítulo 12: Una nueva esperanza

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— ¡Ahora eres una bruja mi estimada Luna! — grita Amos con euforia alegando que mis ojos ahora brillan en un tono verde

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¡Ahora eres una bruja mi estimada Luna! — grita Amos con euforia alegando que mis ojos ahora brillan en un tono verde. — ¡Yo, escucha bien! Yo te haré la más poderosa de todas mi querida Luna, tú serás mi mayor éxito. — su sonrisa no desaparece mientras yo solo puedo observarlo desde el suelo completamente débil, a penas y desperté ya estaba aquí ansiando porque abriera mis ojos. — Pero... primero necesitaré que superes todas tus múltiples debilidades. No me sirves si eres tan enclenque, así que solo espera aquí y verás. — Sin más sale de la celda eufórico y apurado con aquella sonrisa que no ha cedido desde que abrí mis ojos.

¿Qué solo espere aquí? ¿A dónde se supone que debería ir? En estas condiciones no me creo ni capaz de llegar a la reja de la celda y es que aunque el dolor de mi abdomen ha disminuido, el pecho me duele mucho. Lagrimas siguen saliendo de mí y no entiendo por qué me pasa todo esto. Dios mío, no creo que los pecados que haya cometido en toda mi vida merezcan semejante castigo.

La loba en mi interior me preocupa. En mi mente solo la puedo ver hecha una bolita gimoteando de dolor, viéndose incluso más débil que yo. Me incomoda. Se supone que ella es la bestia, que ella debería ser la fuerte y no yo, pero estoy aquí, soportando todo el dolor mientras ella lo único que hace es llorar sumándole a mis dolencia una profunda migraña y una profunda preocupación de que su estado empeore. Todo esto es una total...mierda. Todo está mal y no sé cómo salir de aquí, ni siquiera sé que hacer para realmente dormir y no volver a despertar. No quiero estar aquí, no quiero quedarme porque sé que él no se detendrá. Ese demonio no me dejará en paz y dudo que me deje morir fácilmente, ¿Entonces así será mi vida, Dios? ¿Realmente me abandonas a mi suerte? ¡Dediqué toda mi vida a tu servicio y esto es lo que me das!

Nunca he maldecido, pero maldigo este mundo y todo lo que me han hecho. No entiendo ni siquiera que hago aquí. No entiendo como Dios permite que me hieran de esta manera y, si esto es una prueba de fe, ni Jesús padeció tanto y eso que él fue el supuesto salvador. Jesús no protesto porque sabía cuál era su deber y lo que su padre pretendía al mandarlo al mundo, pero yo no soy ninguna salvadora y mucho menos alguien me advirtió de mi cruel destino. Nadie me puede juzgar por sentir tanta rabia, porque yo, definitivamente, no me merezco todo esto así que, si me escuchas Padre, por favor... por favor te lo pido, llévame contigo antes de que no sea solo mi esperanza la que se pierda.

Eso no es bueno.comenta la extraña y lastimada Nix. Siempre que se emociona suele volverse más sádico. --- con pesadez muevo mi adolorida cabeza hacia su dirección viendo cómo se estremece muy seguramente bajo algún viejo recuerdo.

Desde lejos empiezo a escuchar pasos apresurados que parecen descender unas escaleras y me altero. Viene otra vez. ¿Vendrá por mi o por Nix? No quiero que me lastime más. Mi respiración se me atranca en la garganta, mi corazón doliente vuelve a desbocarse de puro miedo, uno que se agranda cuando lo veo aparecer abriendo la celda y entrando rápidamente. Sus ojos solo se centran en mí y lo sé, ha vuelto por mí.

La venganza de la luna (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora