A pesar de toda la tensión de ayer en el concejo, hoy estoy un poco más estable. Creo que me sirvió el desahogarme, pero no es suficiente. Sé muy bien que es una calma superficial, nada ha cambiado, nada ha mejorado y no lo va a ser. Pero no es momento de pensar en eso. Hoy ha ido bien. Me encargué de unos asuntos con personas de la manda y después del entrenamiento fui a cazar con unos guerreros y fue muy bien. Cazamos más que suficiente para dos días. Ahora mismo algunos se encuentran limpiando la comida y reforzando los circuitos de magia que se instalan en zonas específicas de la cocina para que todo se conserve de buena manera.
Ahora mismo todo se encuentra muy tranquilo mientras el sol decide volver a acentuarse fuertemente antes de despedirse hasta la mañana siguiente. Es un poco sofocante, pero como ya está empezando a entrar la tarde, el viento cada vez toma más fuerza refrescando nuestros cuerpos. Es agradable y más si estas debajo de un árbol que te brinda buena sombra. Me gusta la sensación lo suficiente como para quedarme un buen rato aquí, mientras Nix está ocupada resolviendo un conflicto de convivencia entre dos madres que se pelearon por culpa de un pequeño desacuerdo por roces entre sus hijos.
La sensación esta tan placentera, que incluso cuando el sueño me asalta, en vez de levantarme para huirle con gran evasiva, me acomodo mejor entre las gruesas raíces del árbol, dejando que la maleza amortigüe mi peso que a medida que la sensación adormilada me embraga, se hace más denso. No sé cuánto paso así, en medio de una cesación que no me deja completamente profunda, pero que tampoco me hace saber que estoy completamente despiertas. Sé que tengo los ojos abiertos, porque de vez en cuando soy consciente de la pesadez acumulada de mis párpados, pero no veo más que una bruma borrosa que me relaja más que las horas de sueño, en las que mi mente parece desgastarse de más trayendo a flote uno a uno los recuerdos que se niega a dejarme olvidar.
Incluso, me siento tan bien, que solo logro distinguir como una caricia el viento que buja sin sentido para mí. Todo es calma, y ni los susurros intensos que parecen rodearme de la nada como cómplices del viento, son capaces de alterarme. No quiero salir de esta bruma de tranquilidad. Un frío se clava en mi cuerpo, y apenas soy consciente de eso. Un leve temblor lo acompaña, pero no me despierto, seguro la noche ya ha caído y el viento salvaje se ha despertado para enfriar la tierra y azotar bajo su jugueteo helado a los seres que la habitamos. Puedo soportarlo, me digo acomodándome más sobre la maleza del lugar que ya está tibia bajo mi cuerpo.
Mejor acomodada, sigo la tranquilidad de mi dormitar hasta que algo que se sale de lo normal, al fin logra tener sentido para mí. En medio de la vista borrosa, aun con los ojos entrecerrados, puedo distinguir la luz del sol brillar. No es de noche entonces. Eso me hace despabilar un poco, pero para cuando me empiezo a convencer que es la sombra del árbol quien me brinda frío, un grito que deja de ser un murmullo me hace levantar golpe.
Desorientada me siento intentando captar lo que ha pasado, pero no es hasta que escucho al fin con un sentido secuencial los murmullos del viento que tanto me instaban a despertar, que entiendo lo que pasa en realidad. El frio no significa frescura, no. En esta ocasión, solo es un presagio inmediato que no deja espacio alguno para el error.
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La venganza de la luna (En corrección)
WerewolfLa venganza de la luna habla de la vida de Calipso, nuestra protagonista, quien siendo monja de un convento de su localidad es arrebatada de la dimensión mundana y llevada a la dimensión sobrenatural conocida como Dexari, donde un nuevo mundo carga...