Capítulo 3: Perdiendo la noción

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Todo es caos, según entiendo acá el tiempo del día es más corto, por ello se vive más rápido

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Todo es caos, según entiendo acá el tiempo del día es más corto, por ello se vive más rápido. Todo es presuroso, sus pasos, sus acciones, sus decisiones, se mueven y viven a un ritmo que para mí es aterrador, me hacen temblar cada vez que me llaman Luna, cada vez que me sonríen y tratan de convencerme de su amabilidad; mi corazón salta atormentado cada vez que escucho susurros y rumores confusos que hablan de eventos que me incluyen, hablan sobre posiciones y ceremonias. Yo no entiendo nada y cada día intento apelar a la turbia magia que rige este mundo para que me permita escapar de este cuerpo, o más bien, que le permita a mi alma correr al lugar donde pertenece y dejar a este recipiente que se llama cuerpo aquí en este aterrador mundo que parece arrastrarme en un destino del cual me siento encadenada injustamente.

Cansada del tiempo extraño, de las actitudes falsa de estos demonios y cansada de tanta confusión cada día me sumerjo cada vez más en este dolor y en esta miseria. Ya deje de prestarle atención a la señora de ojos azul que siempre peina mi cabellera dorada y prepara una tina con agua caliente para bañarme, además de ser quien se encarga también de mi alimentación, hace rato deje de prestar atención a sus palabras, a sus acciones, solo me dejo hacer como una muñeca que no tiene ninguna opinión sobre su existencia; también deje de prestar atención a las esporádicas visitas que me hace aquel demonio que me secuestro en esta aterradora pesadilla, lo oigo hablar de sus planes, de su manada, de su rango pero poco entiendo así que también deje de prestarle atención. Cada día me sumerjo en un estado de shock donde me pierdo y el dormir y caer en la inconciencia de los sueños es el único lugar donde me siento en paz.

Cansada de estar acostada de medio lado, decido girarme y quedar acostada recta sobre la cama, con un suspiro sufrido vuelvo a cerrar los ojos para retomar mi siesta hasta que escucho la puerta ser abierta con fuerza en un sonido fuerte. Con fastidio abro los ojos encontrando a la señora que siempre me atiende y esa, aquella mujer que me acecho aquella trágica noche para mí. Veo ahora aquellos ojos violáceos que brillan con frialdad e ira, con ganas de terminar lo que dejo pendiente aquella noche que me veía poco menos como un bocadillo de media noche. Su cabellera castaña llega hasta sus contorneada cadera que es sostenida por piernas fuertes, trabajas y carnosas, véanla quien ala vea no puede negar que es una mujer imponente, hermosa y sexy. Su trabajado y moldeado cuerpo esta enfundado en pantalones de cuero que se ciñen con elegancia, y una top simple que realza un busto grande y tentativo.

— Levántese mi Luna, hoy debe relucir su hermosura. — si mal no recuerdo su nombre es Rugelia, y la oí decir algo acerca de que su familia siempre fue cuna de buenos genes omegas. — Hoy es su noche.

— Sí, estimada L.u.n.a. — la mujer hermosa me ve con una sonrisa de suficiencia que me hace encogerme en mi cama — Esta noche conocerá a los altos cargos de la mana, hoy será su presentación como nuestra guía. Pero no se preocupe, hoy solo estará en presencia de unos ciento cincuenta licántropos, de hecho, la mayoría hicieron parte de la jauría que la encontramos en el mundo mortal.

La venganza de la luna (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora