Epílogo

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Adrik

6 meses después

No sé qué día es hoy. No sé en qué mes estamos siquiera. La percepción del tiempo la acabe perdiendo desde el momento en el que me traicionaron.

Parece que me vieron cara de tonto, pero no. No se va a repetir. No van a volver a jugar conmigo. Una cosa tengo claro, Emma se va a arrepentir de haber jugado conmigo.

Y cuando nos volvamos a ver, porque voy a hacer que eso pase se va a arrepentir de haber jugado conmigo. Me deje engañar como un tonto. Creía que había encontrado al amor de mi vida. Y fíjate, me salió pistolera.

-Señor- llaman desde la puerta.- Tenemos que arreglar su habitación antes de que venga el siguiente huésped- me dice la mujer del albergue en el que estoy alojado. Asiento y veo cómo se va.

Llevo un montón de tiempo recorriendo mundo. No puedo quedarme en un sitio estable. No cuando en un momento quise tener una estabilidad en mi vida y me traicionaron. Ya no solo ella, si no mi propia hermana y sus cómplices eran dos de las personas más cercanas que teníamos. James y Ashley. Oh bueno, debería de decir Rachel.

Tras disparar a Emma y huir con el coche tuve que sortear muchos controles policiales, no fue fácil huir e irme del país. Cuando tuve un momento de tranquilidad tras ver los pasaportes que tenía guardados en la guantera del coche, para mi y para ella me di cuenta de la carta que me dejó.

Aún traicionándome era la persona que más me conocía. Quise odiarla. Es más, lo intenté durante mucho tiempo. No quería saber nada de ella, a pesar de que Vernon me hablara de la información que tenía. Pero no podía. No podía odiar a la mujer que me hizo querer ser mejor y dejar toda la mierda por ella. Hasta que descubrí que después de asumir lo que había pasado y las traiciones que había tenido podía hacerme mucho más fuerte. Emma se iba a arrepentir de todo lo que me había hecho. No la odiaba, no. No podía, aunque quisiera. Pero tampoco podía dejarla viviendo su vida.

Me levanté de la cama y decidí empezar a recoger todo. No era mucho. Simplemente una mochila con un poco de ropa. Dinero suficiente. Mi pasaporte falso. Y teléfonos prepago para hablar con Vernon. Al dirigirme al baño y mirarme en el espejo no me reconocía. ¿Dónde estaba el tío que dirigía una mafia y tenía el control del mundo?

La traición me había consumido. Llevaba una barba de una semana. Tenía orejas de no haber dormido más de 4 horas en dos semanas e iba vestido con un pantalón corto y una camiseta básica blanca de tirantes. No quedaba ni rastro del Adrik de hace ¿cuanto? ¿6, 7 meses? Me eché agua en la cara y salí del baño.

En cuanto a Vernon, él se recuperó de la herida que le hizo un policía y tras dos meses estar recibiendo atención médica en casa. No sé qué se supone que hace con su vida. Hablamos muy de vez en cuando y cuando me llama a veces ni siquiera respondo. Supongo que estará buscando a Rachel por todas partes, si es que pudo salir del sótano donde la dejamos.

Vernon a veces me habla de ella. Me dice que se está recuperando. Que está escuálida. Que se ha teñido el pelo. Yo no quiero oír nada de ella. No quiero imaginarla. No quiero pensar en ella. Ya me atormenta por las noches. Todos los días se me aparece por la noches en sueño. Con su sonrisa radiante y sus comentarios irónicos. Con ese cuerpo que me volvía loco. Y con esos ojos que me miraban como nadie me había visto nunca. No necesitaba más que tuviera que ver con ella. Sabía que Vernon me hablaba de ella y la tenía vigilada porque en cuanto le dijese que se vengase, iba a hacerlo. Lo sabía. Pero eso era algo que me correspondía a mi, el no se iba a meter en ese asunto.

Respire hondo y decidí abrir la puerta para irme del albergue. Cargué mi mochila a la espalda y cerré la puerta. Cogí un cigarrillo y me lo encendí. Últimamente me había acostumbrado a estos malos hábitos de vez en cuando.

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