Con el agua besándome las pantorrillas miro con detenimiento los peces moverse a mi alrededor. Calculo el lugar exacto por donde el pescado más cercano va a pasar y rápidamente le clavo la estaca, cazándolo.
-Lo siento mucho-le digo al cuerpo sin vida del pececín, el cual es lo suficientemente grande como para no tener que cazar otro.
Escucho una risa detrás mío, y me giro sorprendida porque alguien me estuviera observando.
-Ah, eres tú-suelto despreocupada.
-Creo que eres la única persona que se disculpa con la comida-dice burlón posicionándose en la orilla mientras yo salgo del mar con dificultad.
-Nunca he tenido que matar animales para poder comer, aún me estoy acostumbrando-me defiendo mientras él mira divertido mis penosos intentos de salir del agua-. Además, gracias a ellos yo vivo, qué menos que disculparse y darles las gracias-termino a la vez que consigo llegar a la orilla, gracias a ser expulsada por una ola.
-Sin duda alguna eres una única-dice con una risa.
Me pongo seria al escuchar eso y él se incómoda al percatarse de sus palabras. Es la primera vez que nos vemos después de pasar el día juntos y de que terminara... besándome.
-Bueno...-rompo el hielo-. ¿Estás aquí por algo en especial o...?-dejo la frase sin acabar, esperando a que él hable.
-Ah, no, solo pasaba por aquí y creí verte de lejos, así que me acerqué para ver si eras tú-contesta a la vez que se rasca la nuca.
-Pues creías bien-digo un tanto incómoda, intentando sonar normal.
Saco el pez de la estaca y lo dejo en un cubo de madera lleno de agua que les robé hace unas semanas a los indios. Después lo cojo y empiezo a encaminarme a casa.
-Eh-me llama Gideon mientras se acerca a mí, uniéndose a mi camino-, ¿a dónde vas?
-A mi refugio-contesto acomodando el cubo entre mis brazos.
-¿Quieres que te lo lleve?-se ofrece.
-No, puedo sola, gracias. Lo llevo haciendo bastantes semanas-contesto un tanto extrañada.
¿Por qué me sigue? No entiendo por qué está conmigo en vez de haciéndose cargo de sus labores, tal y como quiere su capitana que haga.
Aunque niego su ayuda, eso no le impide caminar a mi lado, dirigiendo de vez en cuando su mirada a mí. Yo miro al frente, haciendo como si no me diera cuenta para evitar cualquier momento incómodo.
-¿No tienes cosas más importantes que hacer?-termino diciendo. Tenía intención de instarle a que se fuera de manera delicada, pero creo que no me ha salido especialmente bien. Aunque no parece afectarle en lo más mínimo.
-La verdad es que no-dice feliz-. Hasta Scarlett se la pasa dando paseos por la isla.
Le miro por primera vez desde que nos hemos alejado de la playa con una ceja elevada.
-¿En serio?-suelto incrédula y vuelvo a mirar adelante para no tropezarme con ninguna rama-. No veía a Scarlett como una persona fanática de los paseos en solitario.
-Bueno, no suele ir sola-comenta el pirata cambiando el tono.
Claro, va con Peter.
Por suerte, llegamos a la hondonada de las hadas y no es necesario que diga nada.
-Voy a dejar esto arriba-aviso para después subir a mi pequeño hogar.
Una vez arriba, suelto con pesadez el cubo en una esquina y suspiro cansada.
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¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú)
FanfictionHe crecido escuchando las más maravillosas historias de los mundos más remotos y fantásticos. Pero a mis 13 años ya no creo en los cuentos que narra mi madre Jane a mi hermano pequeño Jack sobre hadas, sirenas y ese niño que mágicamente puede volar...