Capítulo 6

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—Era algo extraño. Estábamos jugando a buscar el tesoro–dice apoyándose en su cofre–. Cuando lo encontramos empezamos a probarnos coronas y todo aquello que contenía, ellos cogieron esos anillos que llevaban...

—¿Y qué es lo extraño? Yo veo perfectamente lo que ha sucedido–digo interrumpiéndole.

—No me dejas acabar...–dice resoplando–. Los anillos, al principio no les surgía efecto, de vez en cuando se tornaban... como locos. Era como si lucharan contra alguna fuerza de la cual no se podían resistir.
>>Un día, me levanté y vi algo sospechoso: me encontré a algunos niños perdidos saqueando nuestro refugio y tenían la voz diferente a la de siempre. Y lo más extraño es que de momento no les han dicho a Garfio donde está nuestro refugio.

—Supongo que se están resistiendo al efecto de los anillos.

—Lo que no entiendo es por qué obedecen a Garfio al llevar esos anillos y no a otra persona–dice Peter poniendo cara pensativa.

—No sé, ¿tal vez es porque vosotros le robasteis SU cofre y por venganza hizo eso?–digo con tono sarcástico.

—Tal vez sea eso.

—Lo que no logro entender es para qué quiere Garfio a los niños perdidos como cómplices–digo yo.

—Supongo que se piensa que así yo seré más débil–dice encogiéndose de hombros mientras practica con la espada.

—No sé yo... aunque, tal vez tengas razón.

—Yo siempre tengo razón–dice él, cosa que provoca que ruede los ojos.

—Narcisista...–susurro sin que me escuche.

Estamos un instante en silencio, pensando (al menos yo).

No creo que Garfio utilice a los niños perdidos para hacer débil a Peter, ya que hace tiempo seguro que Peter estuvo solo, sin nadie que lo ayudara.

—Entonces... ¿qué hacemos?–pregunto yo.

—Vamos a jugar–contesta alegre.

—No, gracias–digo yo, cosa que provoca que él ponga cara incrédula–. Quiero volver a casa y seguro que si no soluciono este problema no podré volver. Aunque... ahora que pienso... sé volar, ¡puedo volver a casa!–digo volando.

Cuando estoy a punto de salir del árbol, noto que alguien me coge del pelo. Me detengo para mirar al causante o la causante del tirón. Campanilla.

—Valía la pena intentarlo–digo aterrizando al suelo lentamente.

Miro a Peter para ver si dice algún plan para recuperar a los niños perdidos, para que vuelvan en sí, pero lo único que hace es tocar su flauta de pan.
Me lo quedo mirando cruzada de brazos y con expresión incrédula.
Como veo que no se da cuenta toso falsamente.
Deja de tocar el instrumento para mirarme con expresión cansada.

—¿Qué?

—¿Cómo que qué? ¿No tienes ningún tipo plan para hacer que vuelvan a la realidad?

—Mmmm... no–contesta para después continuar tocando su flauta.

Seguramente estaré que echo humo por las orejas y la nariz. Él no sabe ni entiende el porqué tengo tantas ganas de volver a casa para ver a mi familia.
Me doy cuenta que tengo las manos en forma de puño y de color blancas por apretarlas con fuerza.

—_____, respira, respira. Si lo matas no podrás volver a casa–susurro mientras intento relajarme.

Noto que Peter me mira extrañado, como si estuviera mirando a un bicho raro.

—¿Qué te pasa ahora?–pregunta con un tono como si no le importase mucho.

Eso fue la gota que colmó el vaso.

—¿¡Que qué me pasa?! ¡Te diré yo lo que me pasa! ¡Me están obligando a que solucione TUS problemas a cambio de volver a casa con mi familia! ¿Qué pasa si no logro solucionar esto y nunca vuelvo?

Esto último que he dicho provoca que baje el tono de la voz. Noto que me cae una gota en la mano. Estoy llorando, cosa que es normal.
No es que me haga mucha gracia llorar en frente de Peter, me vería débil y yo no soy débil.

Retiro rápidamente mis lágrimas y subo la cabeza, mirando al frente. No me había dado cuenta que la había bajado, supongo que lo hice instintivamente, para que no me viera la cara.
Veo que Peter me mira con pena, cosa que no quería que sucediera.

—Deja de mirarme así–digo mientras me seco las últimas lágrimas–, no quiero darte pena. Solo... solo quiero ayudarte de una vez por todas y volver a casa con mi familia.

Se acerca a mí con expresión triste.
Está un momento mirándome, como si estuviera decidiendo algo que decirme, hasta que al final suspira con tristeza.

—_____, vete a casa. Te acompañaré, ya que si fueras sola se te agotaría el polvo de hada y caerías. Además de que no creo que sepas como volver. Me puedo enfrentar perfectamente yo solo a este problema. Si quieres que te diga la verdad, no sé porqué Campanilla te trajo hasta aquí-dice mirándome a los ojos.

Me esta ocultando algo, lo veo en su expresión.
Después de decir eso, se dispone a salir volando pero lo detengo.

—Espera, Peter.

Él al escucharme se detiene y se voltea a verme.

—Te voy a ayudar, pero con una condición.

—¿Qué condición?–dice sonriendo y colocando las manos en su cintura, gesto que hace a menudo.

—Que pongas de tu parte.
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Holaaa, siento mucho haber estado tan inactiva. Al ser verano, me fui de camping y he tenido que hacer bastantes cosas.
Intentaré colgar capítulos más a menudo.
Espero que estéis teniendo unas vacaciones geniales y que os esté gustando mi novela.
Os quiero muchoo♡♡💟

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora