—¿Cómo que no se rompe?–pregunta uno de los niños perdidos, Osezno.
—No sé... no puedo romperlo–repito mientras sigo pisando el amuleto.
—Creo que sé por qué–dice Peter impasivo.
—¿Más cosas que me has ocultado?–pregunto con cara de indignación.
—Nada más–hace un pequeño silencio–, creo.
Pongo los ojos en blanco. ¿Cómo puedo confiar en alguien que me miente y me oculta información?
—Hay que tirarlo a un volcán.
—¿Dentro de un volcán?
—Sí, dentro de un volcán.
—Bueno... pues vamos.
No le hago preguntas sobre que sentido tiene tirarlo a un volcán y nos dispusimos a irnos.
—Alto ahí.
Me giro y veo a Garfio y su tripulación en el barco con una sonrisa maligna.
Veo de reojo como Peter desenfunda su espada, listo para luchar.
Me lanza una mirada que entiendo perfectamente.
Les hago señas a los niños perdidos para que entremos rápidamente a coger espadas. Al principio les cuesta pillar lo que les he dicho, pero los llevé a rastras porque no teníamos tiempo.
Logramos coger las espadas necesarias antes de que la tripulación nos alcanzara.
Cuando estamos a punto de salir a la parte de fuera del barco con Peter, vemos que están los piratas sonriéndonos malignamente.
Me pongo en guardia, preparada para el ataque.Nunca he utilizado una espada de verdad, pero desde que era muy pequeña he querido saber utilizarla. Yo jugaba siempre con una de madera que era de mi abuela cuando era pequeña.
Empiezo a dar estocadas para poder pasar entre todos esos piratas.
Logro salir del camarote para poder ayudar a Peter.
Veo a Garfio volando mientras lucha contra el niño volador.
¿Garfio volando? Oh. Me acuerdo que mi abuela dijo que averiguó como poder volar y que haría lo que fuera para que Peter tuviera pensamientos negativos y poder derrotarle.Peter, de momento, se está riendo y pasándolo bien, como de costumbre, eso es bueno.
—¿Te piensas que no va a ser como su abuela y su madre? Te piensas que ella es... ¿diferente?–dice Garfio con sonrisa victoriosa.
Veo que Peter tensa su mandíbula y chilla para después intentar darle una estocada, cosa que falla.
—Oh, no, esta vez no–digo en voz baja–. Campanilla–se acerca volando hasta llegar a mi lado–, rocíame.
Campanilla obedece y me rocía con sus polvos mágicos de hada.
Empiezo a volar, intentando que Garfio no me vea ni me escuche.
Le hago a Peter una seña para que se calle.
Cuando estoy apunto de darle una estocada con la espada a Garfio, me doy cuenta que está diciendo algo.—Te piensas que lo vas a ayudar a él, pero lo único que haces es ayudarme a mí.
Seguidamente se da la vuelta y me coge del cuello con su garfio, otra vez, y me estampa contra el mástil del barco.
Me retuerzo intentando que me suelte, pero su garfio está muy incrustado en él.—¡Suéltala! ¡Eres un cobarde! Sabes que haciendo daño a alguien me debilita. En vez de luchar contra mí cuando estoy en buen estado–le recrimina mientras está a punto de darle con la espada.
Garfio le apunta con su espada en el cuello.
—Si haces un solo movimiento, aunque pequeño sea, le incrusto el garfio en el cuello. O mejor, la mato de una manera más lenta y dolorosa.
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¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú)
FanfictionHe crecido escuchando las más maravillosas historias de los mundos más remotos y fantásticos. Pero a mis 13 años ya no creo en los cuentos que narra mi madre Jane a mi hermano pequeño Jack sobre hadas, sirenas y ese niño que mágicamente puede volar...