Capítulo 1

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—¡_____! ¡Baja ahora mismo que debemos partir!–gritó mi estimado padre para que le pudiera oír.

—¡Ya voy, papá! ¡Estoy terminando de hacer la maleta!

Nos vamos a pasar las Navidades en Londres, en casa de mi abuela. Mi madre dice que en esa casa han vivido muchas aventuras y también he escuchado que es muy grande.
La verdad estoy deseando ir para saber como es Londres y si es cierto que la casa es... especial.

Antes de bajar con la maleta voy al cuarto de Jack para ver si está listo.

—Jack, ¿cuánto te falta por acabar?–digo asomándome a su habitación.

—Me falta poco–me contesta mientras coge unos muñecos.

El muñeco que sostiene me es realmente familiar.
Veo que Jack lo sostiene firmemente y empieza hacer que el muñeco vuela hasta que coge otro distinto que en vez de tener dos manos, en una, tiene un garfio.

—Eres un bacalao, capitán Garfio–dice moviendo el muñeco que hacía que volaba.

—Venga, Jack, que es tarde. Ya tendríamos que estar de camino en el carruaje.

—Está bien... eres una aburrida, _____–contesta guardando sus muñecos en una maleta pequeña.

Al ver que me hace caso, sonrío victoriosa.
Mi hermano es un poco cabezota, que no es de extrañar, ya que solo tiene 5 años.

—Venga, ya llevo yo tu maleta–digo para que se alegre un poco mientras cojo su maleta y la mía.

—Gracias–dice sonriendo para después bajar las escaleras al trote.

Cuando llegamos abajo, salimos de casa y la cerramos con llave. Cuando dejamos las maletas en el carruaje me quedo parada un rato, mirando mi hogar. Lo echaré de menos estas Navidades.

—Vámonos, _____–dice mi madre con una sonrisa mientras yo obedezco y me siento en el carruaje.

El trayecto se me hace muy largo y aburrido.
Estoy cansada de mirar el paisaje así que presto atención a Jack, quien está jugando con sus muñecos alegremente.

Mi madre, desde que éramos pequeños, nos contaba historias de Peter Pan y el País de Nunca Jamás, siempre de él, nunca cambiaba de cuento. Yo no me creía ni una sola palabra que salía de sus labios rojos. ¿Para qué creérmelo? Si desde el principio me lo hubiese creído, después, cuando fuera mayor, me sentiría triste al saber que nada de lo que nos explicaba era real. Eso es lo que pienso que le pasará a mi pequeño hermano. Yo me contengo, sino hace ya tiempo que le hubiera dicho que todas esas historias son chiquilladas, cuentos infantiles, mentiras.

—_____, ¿quieres ser una niña perdida?–dice tendiéndome una muñeca para jugar con él.

—Ahora no quiero jugar, Jack–digo volviendo a ver el paisaje.

Antes de concentrarme en lo que hay afuera veo que mi madre me mira con mirada desaprovadora. Ella piensa que estoy creciendo demasiado deprisa y que no empatizo con mi hermano. Pero en verdad soy así precisamente porque empatizo con él. No quiero que se sienta mal cuando sepa que las hadas no existen.

—Jack, a mi me encantaría volver... digo ser una niña perdida–dice mi madre cogiendo con delicadeza la muñeca.

—_____, antes te gustaba ser una niña perdida–dice Jack cruzándose de brazos.

—Soy mayor para jugar a tales cosas.

Antes no me lo creía, pero le daba la oportunidad de poder jugar conmigo. Era una niña, me daba igual el juego, solo quería jugar.

—Ahora eres aburrida–dice sacándome la lengua cosa que yo devuelvo y me saca una sonrisa.

*************

—¡_____!–dice Jack chillándome en la oreja cosa que me despierta sobresaltada.

—¿¡Qué pasa!? ¡¿Ha ocurrido algo malo?!–digo preocupada.

—No, ya hemos llegado–dice riéndose de mi cara.

—¿Sabes el susto que me has dado?–digo mientras le hago cosquillas.

—Pa-para...l-lo s-siento–dice entre risas–. P-pero p-porfa, para.

Al final le dejo tranquilo mientras me río, su risa es contagiosa.

—Venga, niños, vamos a dejar las cosas dentro–dice mi padre mientras cogemos las maletas.

Entramos en la casa. Mi madre tenía razón, es enorme y preciosa. La verdad, la han conservado de maravilla, ya que hubieron unos bombardeos hace años.

—Niños–nos llama nuestro padre–, vuestra habitación está en la planta de arriba, la primera habitación a la derecha.

—¿Dormiremos juntos?–pregunto asombrada, ya que hace tiempo que no dormimos en la misma habitación.

—Sí, como en los viejos tiempos–contesta con una sonrisa nuestro padre.

—¡Que bien! Como antes–dice Jack saltando de alegría.

—Sí, como antes–digo sonriendo al recordar los viejos tiempos.
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Holaa, había pensado en hacer una historia sobre Peter Pan, ya que es mi cuento favorito desde que era una renacuaja.
Espero que os guste tanto como a mí me gusta escribir la historia.
Os quieroooo♡♡.

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora