Capítulo 14

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Esas palabras que ha dicho con tal nostalgia me rebotan todo el rato en la cabeza. Estoy tan anonadada que no me he dado cuenta que he dejado de combatir. Lo más extraño de todo es que Garfio no me ha abatido, no ha continuado atacándome, aun sabiendo que estoy distraída.

De repente me viene una imagen del collar en la cabeza, cosa que provoca que vuelva en sí.
Doy una estocada con rabia. Lo he dado tan fuerte y tan inesperadamente que ni siquiera el capitán James Garfio ha sido tan rápido como otras veces y su espada desciende rápidamente hasta caer al suelo junto con un repiqueteo.
Le apunto en el cuello con mi espada.

—Tal vez eso sea verdad, capitán. Pero eso no explica el porqué quiere obtener el collar cueste lo que cueste.

Primero hace una expresión de sorpresa y seguidamente la cambia por una sonrisa burlona.

—Tal vez será porque si tengo el collar, Pan me dejará tener su dichosa hada y que ella me ayude a volver–hace una pequeña pausa mientras me examina, mirando para ver si me fío de él–. ¿No crees, señorita?

Dos partes de mis pensamientos están debatiéndose. ¿Debo creerle? ¿Debo lanzar el collar al volcán?
¿Debo fiarme de un pirata? Y no solo es un pirata. Es el peor de todos, el capitán James Garfio.
Me empieza a doler la cabeza de lo confundida que estoy.
Cada vez voy apartando más la espada que apunta a su cuello.

—¡No lo hagas, _____!

Veo como Peter viene con todos los niños perdidos y con Campanilla.
Cuando vuelvo mi mirada a Garfio, veo que no está.
Desvio la mirada al suelo y veo al capitán cogiendo su espada velozmente y volviendo a volar para atacar a Peter.
Empiezan a combatir, otra vez, a una lucha de espadas.
Me dirijo a lanzar el collar al volcán.

—¡_____! ¡Cuidado!–me chilla Peter.

Me giro y veo a James Garfio volando a toda velocidad hacia mí de nuevo.
Empiezo a aumentar la velocidad y consigo lanzar el collar.
Hay como una pequeña explosión que hace que retroceda unos cuantos metros atrás inconscientemente.

—¡No! ¡Niña insolente!–chilla James Garfio.

Cuando está apunto de darme con su espada, alguien se interpone y recibe el golpe por mí.

—¡No!–chillo al darme cuenta que es Peter.

Va cayendo rápidamente.

—¡Niños perdidos! ¡Id a por Peter! Yo me ocupo de Garfio.

Continuamos combatiendo, pero esta vez es diferente. Yo estoy ganando.
Lo estoy haciendo con tanta fuerza y tanta rabia que muchos de los golpes los recibe y le provoca sangre.
Logro ver como Garfio se encuentra cada vez más cansado.
Tiene la mejilla, el labio y el brazo sangrando mientras yo solo tengo un poco de sangre reciente en el labio (sin contar el daño que me hizo en el cuello con su garfio).

—Nos volveremos a ver las caras, mocosa.

Seguidamente se va volando aunque no a mucha altura, supongo que ya no tiene tantos pensamientos bonitos.
Sonrío victoriosa. No me lo puedo creer. He derrotado a Garfio, al gran capitán James Garfio. Yo, una niña de 13 años.
Cada vez siento más ganas de volar y volar de lo contenta que estoy.
El único que podía derrotar cientos de veces a ese pirata era Peter Pan.

La sonrisa se me va desvaneciendo poco a poco.
¡Peter! ¡Me había olvidado de él!
Intento aterrizar lo más rápido posible.

Los niños perdidos están alrededor de Peter mientras lloriquean como niños pequeños.
Me abro paso entre ellos, pero están tan pegados y afectados que no se han dado cuenta que intento pasar.

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora