Epílogo

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Al final pude convencer a mis padres de vivir en Londres.
La abuela Wendy insistió en que podíamos vivir con ella, ya que prefiere pasar los últimos años de vida con su familia. Mis padres al principio no querían, ya que decían que seríamos una molestia para ella aunque al final accedieron gracias a la insistencia de Wendy, mi hermano y yo.

Me apuntaron a la misma escuela que mi hermano. Jack me contó lo que le hacían algunos niños de su clase y más mayores, así que le dije que me avisara cuando volvieran a burlarse de él.

Como tan buena familia tengo, al día siguiente de que volviera, celebramos la Navidad, ya que yo no estuve y no quisieron celebrarla sin mí. Fue una de las mejores Navidades que he pasado en familia.

El primer día de colegio me presenté ante mis compañeros. Al principio me costó mucho hacer amigos, ya que me llamaban rarita por creer en alguien "que no existe", pero dos niñas se me acercaron y me aceptaron tal y como soy. Cuando llegó la hora del recreo, mientras iba hablando con mis nuevas amigas, vi a unos niños acercándose a mi hermano.

—Chicas, ahora vuelvo...

Tras decir eso, fui hacia ellos y me di cuenta que me acompañaban ellas. Les sonreí agradeciéndoles su apoyo.
Me puse delante de mi hermano.

—Jack, ¿te están molestando estos niños?–le pregunto.

—Oh, Jack, ¿tiene que venir tu niñera para defenderte?–dice con burla el niño más mayor.

—Soy su hermana. Y que conste que el cobarde aquí eres tú, ya que tienes que venir acompañado por cinco niños más grandes que Jack. Así que métete con alguien de tu tamaño–le contesto.

Jack me empuja suavemente para ponerse delante mío.

—Gracias, _____, pero esto lo tengo que solucionar yo.

—¿Ella es la niña que estaba en el País de Nunca Jamás?–pregunta el niño mientras se ríe–. Yo creo que ha estado en un psiquiatra.

Gruño y doy un paso adelante, pero Jack me mira diciéndome que me tranquilice.

—Tal vez el que tenga que ir al psiquiatra eres tú, porque vas a ver a un niño volar–dice mi hermano.

Lo primero que me viene a la cabeza es que Peter va a venir, pero en vez de eso veo a Jack cogiendo algo de su bolsillo. Saca una pequeña bolsa marrón. La abre y se echa polvos de hada.

Veo a los niños abusones mirando boquiabiertos a mi hermano pequeño elevándose en el aire. Coge su espada de madera que tenía guardada en su mochila y la alza para después acercarse a ellos. Los apunta desafiante.

—Eres más villano que un pirata–dice Jack–. Y yo te derrotaré.

Seguidamente los niños huyen despavoridos.
Jack se pone a mi altura y me bufa polvos de hada. Sonrío y miro a mis amigas. Mi hermano entiende mi gesto y también las rocía.
Nos pasamos el patio volando hasta que tenemos que entrar a clase.

Desde ese día los niños no se meten con él y mi hermano juega de vez en cuando con nosotras, ya que a veces está con un amigo que le defendió cuando esos abusones se metían con él.

Cada noche, cuando todos se van a dormir, abro la ventana y estoy un buen rato esperando a que Peter llegue. Solo espero que cuando llegue no sea demasiado tarde. A veces Jack se queda esperando conmigo, pero le digo que se vaya a dormir, que tiene que descansar.

*****
Cumplí los 14 años el mes pasado, sigo esperando a Peter. Hay muchas veces que pienso en rendirme, así que no espero despierta a que el niño volador aparezca, simplemente dejo la ventana abierta. También pienso en tomar prestado el polvo de hada de Jack e ir al País de Nunca Jamás a ver si ha pasado algo malo, pero no creo que lo haga.

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora