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No la besé. Y ahora me encontraba en el auto, viendo el amanecer mientras Dua bebía cerveza de una pequeña botella.

–Te odio–le dije.

Ella sonrió.

–Perdón.

–Mi madre me va a descubrir.

–Me culparé.

–Pero si fue tu culpa.

Ella no dijo nada, sólo bebió un poco más mientras observaba al sol tenue por el horizonte, en aquella colina. Dua había comenzado a llevarme de regreso a casa cuando su locura y las drogas comenzaron a conducirnos hacia el abismo y tuve que pedirle que parara. Por eso estábamos ahora ahí.

–Hace unos días, mi vida era normal. Y ahora casi muero.

–No íbamos a morir.

–Trascender no es una buena palabra para definir lo que iba a pasar.

–¿Cómo me podrías perdonar?

–No tengo idea.

Dua bebió un poco más y dejó la botella vacía en el auto para apoyar su cabeza en el respaldo del asiento, y verme.

–No tienes ni idea de las veces que te miré por los pasillos de la escuela, disimuladamente, para no delatarme.

Ahora mi atención se detuvo en ella.

–No quería hacerlo, Ashley, te veía de lejos y ya tenía miedo de que te sucediera algo, porque te escuchaba hablar con tu mejor amiga, te miraba sonreír en la cafetería y ser tan ¿idiota?–movió una ceja y yo negué–y quise alejarme, lo intenté, pero no pude.

–Te pareces a Edward Cullen diciendo que quería alejarse de Bella pero no podía.

–¿Crepúsculo?

–Uhumm.

–Bueno, si hablamos de todas las locuras y de que me comparas con un vampiro, lo nuestro no parece ir tan mal.

–No creo que haya un "lo nuestro" Dua.

Ella rápido se reincorporó y se llevó la mano a la frente.

–Diablos...joder, ¿de qué hablas?

–Tu "Círculo" o tu triángulo, cuadrado, lo que sea eso, no sé lo que es, ni siquiera sé por qué me debo alejar de eso, y a tu amiga le pareció buena idea que me uniera pero parece que tú no quieres, y realmente no sé que deba pensar al respecto.

–Es complicado.

La miré.

Quería explotar, llorar, decirle que se fuera al infierno y besarla, abrazarla, sólo quedarme ahí.

–Mi padre murió el año pasado, en un accidente de auto, y fue por culpa de un maldito idiota que iba ebrio, y por su culpa no llegó a casa, y nunca más va a llegar a casa. Y lo cierto es que todavía me duele, me hace falta, mucha falta, y...—los ojos se me estaban llenando de lágrimas y Dua me tocó la mano—tu mundo es completamente diferente al mío, Dua, no hay casi nada que nos una...y lo cierto es que me gusta, y me causa conflicto porque, quiero algo más contigo, pero si tú no me dejas entrar entonces yo no puedo pedirte que te quedes a lo que sea que te quieras quedar conmigo.

Dua presionó su mano sobre la mía y sólo me abrazó. Me presionó a su cuerpo y me sostuvo ahí. Mi cuerpo encajaba perfectamente al suyo, un poco más pequeño y frágil, pero a su medida, o ella a la mía. Me sentía extrañamente en paz, como dicen que se siente cuando estás en el lugar correcto.

–No quiero que te vayas, Ashley. No quiero que lo hagas, tú no.

try me › dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora