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En resumen, la fiesta a la que habíamos ido era la clásica con piscina, música al máximo volumen, risas y mucho, pero mucho alcohol. Y drogas. No podían faltar.

Dua me había llevado con sus amigos, unos que seguro no iban a nuestra escuela porque de ningún lugar los reconocía. Su amiga me había paseado por toda la casa contándome de sus ex's mientras yo intentaba ver en dónde demonios estaba Dua.

–Lo siento, Bella–no recordaba si así se llamaba–Bella, ¿cierto?

–Sí, cariño...

–¿Sabes a dónde fue Dua?

–¿No te dijo?-negué, evidentemente no–no te preocupes, seguro está con mi hermano, o con alguna de sus perras.

–¿Perras?

–Sí, las tiene aquí, son su adoración.

–¿Te refieres a...? perras, ¿perras?

–Sí, linda, Samantha y Jessie. Son tan hermosas. Te las debería presentar.

–Seguro–intenté sonreír mientras seguía buscando a Dua.

Y cuando aquella chica al fin apareció por el pasillo, estuve segura de que la había pasado demasiado bien en donde había estado. Cualquiera que fuera ese lugar, o ese alguien.

¿Por qué estoy celosa? No, no, no estoy celosa.

–Dua, mi amor...–Bella soltó mi mano para llamarla, y Dua se acercó a nosotras, sonriendo.

–Lo siento, ¿tardé?

–No mucho–dijo Bella.

–Demasiado...–respondí al mismo tiempo.

–Es que...estaba con Anwar y...

–Dime que no lo hicieron en mi cama–cortó Bella a Dua.

Dua rió y con toda aquella naturalidad y sonrisa nos dijo:

–Como creerían eso...lo hicimos en el suelo.

Yo estaba con la sangre hasta en donde no debería. 

–Creo que esto no es para mi.

Me di media vuelta y ambas, Bella y Dua me detuvieron.

–Pero, cariño, acabas de llegar...además te estoy comenzando a conocer–me dijo Bella, y luego se dirigió a Dua–deberías invitarla al Círculo, se ve como una buena candidata.

La sonrisa de Dua se borró y yo estuve por preguntar de qué carajos hablaban, pero Dua me interrumpió.

–Ven, vamos con Anwar.

–¿Qué?

–Vamos...

Dua me sostuvo de la mano y comenzó a conducirme por los pasillos de esa hermosa, y lujosa mansión, hasta que nos detuvimos en una de las puertas al final del pasillo.

–No voy a hacerlo con Anwar–dije rápidamente, Dua me miró confundida.

–¿Por qué no? Te juro que es de los buenos.

–No quiero que me contagie nada. Seguro lo hace con cientos, tal vez miles.

–Es limpio y seguro, no hay de qué preocuparse.

–Que tú lo hayas hecho con él no quiere decir que yo lo quiera hacer también, si te vas a acostar con él entonces...

–¡¿Qué?!

Y Dua comenzó a reír demasiado.

–Ashley, ¿de qué hablas?

–Yo no quiero tener sexo con él.

–Yo tampoco.

Un momento, ya me perdí.

–Cuando dijiste que lo hiciste con él, en el suelo...¿a qué te referías?

–A drogarnos, Ashley, ¿a qué más?

–¿Por eso tenías esa sonrisa?

–Estoy viendo cosas que tú no ves, por ahora...

Y alguien nos interrumpió, abriendo la puerta de la habitación. Un chico alto, castaño y tatuado apareció. 

–Anwar, lo siento pero...–

Anwar me miró, sonrió y extendió su mano para saludarme.

–Bien, creo que ya dijo mi nombre esta chica, pero me presento–yo le devolví el saludo demasiado formal, diciendo mi nombre unas cuatro veces, para después dejarnos entrar a su habitación.

Si yo era extraña, Anwar lo era aún más. Lo primero que hizo fue invitarnos a sentarnos con él, en el suelo e intentar descifrar uno de esos juegos para formar palabras, o mejor dicho, para inventarlas. Luego nos habló de los colores de sus tatuajes, y del significado que llevaba uno en especial, y luego me señaló su antebrazo.

–Esto quiero que veas...así que...de primero...

Del bolsillo de su camisa sacó un pequeño cuadrito, con un dibujo encima.

–Tu novia te lo dará y luego quiero que veas aquí...–me señaló de nuevo su tatuaje y después le extendió el cuadrito a Dua.

–Esperen...yo nunca...¿qué es eso?

–Si quieres ver de qué hablo...espera, dijiste que nunca...¿nunca lo has probado?

Yo miré al chico y luego a Dua, ella levantó sus cejas y sonrió.

–Bienvenida–me dijo antes de colocarse el dibujo en la boca y acercarme a ella para besarla.

Por dios.

try me › dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora