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Desperté con un horrible dolor de cabeza, y en una habitación desconocida. Miré hacia la gran ventana, por donde entraba la luz del sol y corrí para abrirla, lo que resultó ser una puerta con paso a un balcón. La vista hacia una gran piscina y el bosque en el fondo me hacía sentir perdida, no entendía nada. La casa era una mansión.

Corrí hacia la puerta, sin lograr abrirla, sintiendo el seguro colocado y la desesperación en la boca de mi estómago.

—¡Ayuda!¡¿Alguien me escucha?!

Di varios golpes a la puerta, por si alguien lograba escucharme, y continué gritando por auxilio.

Regresé al balcón para considerar la idea de escapar por ahí, pero la altura y el aterrizaje en el pasto no parecían ser buena opción por ahora.

De pronto alguien abrió la puerta, y me encontré con Miley en la entrada, jugando con las llaves mientras dos hombres traían bandejas con comida.

—Buenos días cariño, ¿te gusta la vista?

—Es bonito, tranquilo, acogedor.

—¿Verdad que si?

—Si, si no estuviera secuestrada aquí por ti.

Miley negó y le pidió a los hombres que se retiraran mientras ella cerraba la puerta y me llevaba el desayuno a la cama.

—Ven, un poco de azúcar te ayudará a recuperar la energía y que no estés tan pálida.

—No tengo hambre—mentí, porque en realidad moría de hambre, sentía un vacío por dentro.

—Necesitas comer.

—Necesito regresar a casa.

—Bueno, yo igual necesito muchas cosas pero igual necesito comida...

-Estás loca.

Miley rió y me extendió el durazno lo más cercano a los labios.

-Si no comes vas a morir.

-¿Y no quieres eso?

-No-alargó la "o" un poco, como si fuera algo sarcástico.

-Entonces...

-Estoy alejándote de ciertas cosas, de ciertas personas, y también...-me miró, dejándome ver sus hermosos y fríos ojos azules-para probarte.

-¿En cuál sentido?

-Ya lo sabes-sonrió y me robó el durazno de las manos para morderlo y comenzar a comer.

-Eso era mío.

Miley me desafió con la mirada. Y de pronto lo recordé.

-¿En dónde está Alejandro?

-En su habitación, ¿por qué?

-¿Está encerrado igual que yo?

-Evidentemente no, pero...¿acaso te gusta?

-Sabes quién me gusta. Y no, no es Alejandro.

-No lo sé, todo puede suceder.

-¿Por qué no está encerrado como yo?

-Así que quieres que lo encierre.

-No dije eso.

-No lo dijiste pero lo pensaste.

-¿Cómo sabes qué es lo que pienso?

-¿Entonces si querías pedir que lo encerrara?

-No, no quiero que lo encierres pero...

-Entonces si te gusta-me interrumpió.

-Bien, ¿en dónde está Dua?

-Muerta.

De inmediato la miré aterrorizada.

-¿Qué?...pero ¡¿qué?!¿cómo?¿qué diablos pasó?

-Tranquila, es broma, no sé donde está pero más tarde la llamaremos.

Le di una de esas miradas odio que tanto se merecía.

-Me llamó antes de que Alejandro y yo fuéramos secuestrados...me dijo que no podía hablar y que me mantuviera segura pero no logró decirme nada más.

-La llamaremos más tarde, ahora come.

try me › dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora