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—Dua, pero yo lo vi ahí, mi padre no está muerto, no puede ser, el año pasado tuvo ese accidente y yo fui a su funeral, lloré meses enteros por él.

—Seguro no es tu padre.

—Es imposible no reconocerlo, sé lo que vi.

Dua se quedó en silencio por un momento y luego me miró.

—¿Lo conocías perfectamente antes de que... le pasara el accidente?

—Si, bueno, dicen que nunca terminamos de conocer a alguien, pero estoy segura de que él no estaría en un lugar así. No haciendo eso.

Dua miró hacia el lado contrario de la carretera donde estábamos estacionadas.

—Buscaremos respuestas, ¿de acuerdo?

Asentí en silencio.

—Pero por ahora debemos darnos un tiempo.

—¿A qué te refieres?

—A que no debemos dejarnos ver juntas por un tiempo.

—¿Cuánto?

—No sé...dos, tres meses...—Dua no me miraba, sólo se limitó a buscar un cigarrillo en su ropa y lo encendió—quizás debas conseguirte a alguien.

—¿De qué estupidez hablas?

—Para distraer.

—No quiero estar con nadie de esa forma.

Ella pareció estar pensando más de lo normal.

—Me refiero a que debes de estar con alguien para aparentar que tú y yo no estamos juntas.

—Mírame.

Dua lo dudó, dejó escapar un poco más de humo y después lo hizo.

—¿Te estás escuchando?—le dije.

—Si.

—No quiero.

—Créeme que ni yo, pero es lo mejor.

—¿Cómo que lo mejor?

—Haces muchas preguntas.

—Y tú haces una propuesta muy tonta.

Ella otra vez desvió su mirada, ahora hacia el horizonte.

—Es lo mejor.

—Si me dices por qué dices eso, tal vez, sólo tal vez piense lo mismo y estemos de acuerdo.

Crucé mis brazos sobre mi pecho y ella presionó sus labios en el cigarrillo.

—Porque van a venir por mí, y si te encuentran conmigo estarás más que perdida...escapamos...y nadie escapa de unos desalmados, sucios llenos de...—estaba molesta, se contuvo pero podía verlo en su mirada—no quiero que tu pagues por esto.

—¿Qué van a hacer contigo?

Dua no quiso decirme nada, pero por la forma en como se comportaba podía notar un extraño miedo en ella, ¿cómo es eso posible?

Bajó del auto y se asomó por la ventana para extenderme las llaves.

—Yo te buscaré, tú no lo hagas antes.

—¿Te veré aunque sea en la escuela?

Sus ojos parecieron más duros, pero me atrapó hacia ella para besarme.

—No te preocupes, yo te buscaré.

Y sin decir más, la vi caminar de regreso hacia a aquél horrible lugar. Como una caminata de funeral.

try me › dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora