Decisiones apresuradas y tensión en un chat grupal.

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Me quedé pensando en todo ¿me invitó a salir? ¿quería hablar con ella? ¿quería solucionar las cosas? ¿Ella quería hablar conmigo? Había pasado como una eternidad para poder verme con mis amigos, siempre se nos cruzaban los pocos días libres que teníamos, ¿como iba a cancelarle a ellos solo por ella? por un "tal vez". Porque eso es lo otro ¿confío en ella? ¿confío en sus palabras? Me salí de su conversación sin responder nada y empecé a alistarme.

El día pasó y afortunadamente estuve muy ocupado, no tuve ni tiempo de pensar en aquel mensaje que no había respondido, llegó la noche y continué ignorándolo, hice mi rutina de siempre y luego de avanzar en un escrito que tenía pendiente me acosté a dormir. Misma rutina, la memoria muscular me ayudó a pasar esto y ya casi era medio día del jueves, seguía sin saber que quería contestarle. Estaba en la biblioteca terminando de escribir mi trabajo cuando escuché su voz, entonces como un niño pequeño, subí mi capucha en un intento de ocultarme.

Entendía pobremente que decían pero se notaba que estaban discutiendo, el lugar estaba casi vacío y el bibliotecario no parecía estar cerca, por eso es que el volumen estaba más alto de lo permitido. Aunque intentaba concentrarme en mi tarea era imposible porque quería saber qué pasaba, se escuchaba enojada pero no atacando sino en un tono de que se defendía.

—Ni siquiera se de que me habla—dijo ella

—Claro que sí y fue usted, y esta vez no va a pasar sin su debida consecuencia—respondió un hombre

—No hice nada malo—insistió ella y cada vez los escuchaba más cerca

—Esta publicidad no debería estar aquí y usted lo sabe

—Yo no sé muchas cosas Baxter, mucho menos porque dice que soy yo—dijo y ambos entraron en mi campo de visión, estaba peleando nada más y nada menos que con el bibliotecario, genial

—Porque ya lo ha hecho y solo usted lo haría, así que por favor entregueme su carné de identificación

—¿Qué?—preguntó ella un poco descolocada

—Voy a ponerle una multa y una sanción—afirmó con seguridad y no pude evitar girar a verlos, ¿eso existe? ¿te pueden prohibir entrar a la biblioteca?

—Así tuviera mi carné no se lo daría no puede ponerme eso, no tiene pruebas de que fui yo

—No las necesito, estoy seguro de que usted fue, no necesito más que su reputación para saber que usted fue, o me va a decir que no pertenece a ese grupo? que no han puesto volantes antes en mi biblioteca? o dígame, ¿no fue usted?—dijo severo cruzándose de manos, ella permaneció en silencio, se veía enojada pero ya para este punto sabía que ella no iba a mentir por salvarse y en menos de lo que supe estaba junto a ellos.

—Adam—llame la atención de ambos impulsivamente—que pena que me meta pero hay un error, fui yo—dije tratando de no sonar tan perdido de la conversación

—¿Joven Woods?—me contestó algo confundido, él y yo teníamos una buena relación por eso me atreví a meterme—expliquese

—Verá señor Baxter, todo esto es una gran confusión en la que lamentablemente la señorita aquí se vio involucrada—añadí con decencia fingiendo no conocerla, para que fuera más creíble mi mentira—me ofrecí en...en el grupo a colgar algunos volantes, debí haber confundido los lugares...usted más que nadie sabe lo ocupado que he estado este semestre, prácticamente vivo aquí—dije tratando de hacerlo reír—de verdad lo siento—añadí pero él parecía no creerme

—Alfonso entiendo que una confusión así puede pasar—añadió mucho más sereno—pero ¿me va a decir que usted pertenece a ese grupo?—preguntó aún reacio a mostrar el bendito volante, pero bueno ya estoy aquí, no puedo retractarme, no importa que sea.

Mi TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora