Capítulo 28: Buscando a Jane

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Allan

—¿¡Cómo que Jane no aparece!? —bramé.

—¿¡Qué!? —gritó Emma exaltada—. ¿Cómo que Jane no aparece, Allan? ¿¡Qué le pasó!?

Mierda. No debí gritar así delante de ella.

—Tranquila, Em. Carlos me está contando —devolví mi atención hacia mi teléfono—. Amigo, ¿qué pasó exactamente?

—Anoche después de que nos fuimos, Mery meditó con calma todo el asunto con Jane y hoy en la mañana quiso hablar con ella. Cuando la llamó fue directo a buzón y lo mismo pasó cuando yo lo intenté. Fuimos a buscarla a su hermandad, pero nos dijeron que no la ven desde ayer cuando fue al dúplex.

—Entonces no responde a las llamadas y no está en la hermandad —recapitulé en voz alta para que Emma me escuchase, pero solo logré preocuparla más—. Bien, aún es pronto para decir que no aparece. Podemos buscarla en su trabajo o incluso en la universidad, no nos alarmemos aún.

—Dile que los veré en la cafetería de siempre —pidió Emma.

—Carlos, dice Emma que nos encontremos dentro de un rato en la cafetería.

—Bien, nadie mejor que Cenicienta para encontrar a Jane. Nos vemos luego amigo.

—Bye.

Cuando volteé a ver a Emma, ya estaba con su ropa en mano saliendo de la habitación. Estaba preocupada sin duda y si ella lo estaba, entonces la situación sí era para alarmarse. Me llevo muy bien con Jane, pero no la conozco lo suficiente como para saber cómo reaccionaría y menos ante una situación como la de ayer, por lo tanto tampoco tenía idea de dónde hallarla.

Me levanté de la cama y busqué mi ropa también. Bajé a la sala de estar a esperar mi turno de usar el baño. Para matar el tiempo intenté llamar a la presunta desaparecida, pero me ocurría exactamente lo mismo que a mis amigos, iba directo a buzón. Le envié mensajes, pero tampoco le llegaban. Eso sí era raro, era como si su móvil estuviese fuera de línea.

—Estoy lista —anunció Emma detrás de mí.

Me giré y la vi vestida con sus jeans de mezclilla, un sueter color piel y su cabello aún algo mojado. Preciosa, pero no era el momento para admirar su belleza.

—Bien. Me ducho rápido y nos vamos, ¿ok? —me levanté.

—Ok —asintió con la voz apagada.

No me sentía tranquilo dejándola así, me ponía en su lugar y no quería imaginarme cómo me sentiría si el desaparecido fuera Carlos o Brook, o Mery. Me acerqué a ella y la tomé de la barbilla para que me mirara.

—¿Estás bien?

—Sí. Es solo que...estoy muy preocupada por ella. Jane no es el tipo de persona que desaparece de la nada, y después de lo de ayer me da miedo que haya cometido una locura o...

—Ey, para ahí —la interrumpí—. Estamos hablando de Jane. La Jane que soportó el desprecio de su familia. La Jane que perdió un bebé y decidió estudiar Pedagogía porque no podrá ser mamá. La Jane que se superó a sí misma y vive cada día como si fuera el último. Quizás esté triste, pero no cometerá ninguna locura. Y la encontraremos.

—Sí, tienes razón —asintió.

Acuné su rostro entre mis manos y le di un corto beso en la frente. Sé que ese gesto calma a cualquiera, en especial a ella que es tan susceptible al cariño.

—Vuelvo rápido.

Asintió con una media sonrisa, lo que me dejó un poco más tranquilo.

Corrí al baño a asearme y darme una ducha rápida. Los chicos no necesitamos mucho tiempo para ello, así que en menos de diez minutos estaba listo.

Love DúplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora