Capítulo 48: Anillo y Malentendido

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Allan

Me encontraba en la cafetería que frecuentamos esperando a mis dos mejores amigos. Tengo un asunto importante que tratar con ellos y, aprovechando que Emma está en clases, el tiempo me sobra.

Los chicos llegaron pocos minutos después, riendo seguramente por alguna broma tonta de las que suelen hacer.

—Hola, bro —me saludó Carlos, sentándose frente a mí y Brook a su lado.

—Tienes cara de que algo te preocupa —dedujo el rubio, leyendo mi expresión—. ¿Todo bien?

—Sí —apoyé mis codos sobre la mesa—, solo necesito un consejo de ustedes.

—¿Sobre qué?

Saqué del interior de mi camisa, una pequeña cadena de plata que llevaba como dije el anillo del mismo material. Tomé el pequeño aro decorado con un sencillo lazo con pedrería incrustrada entre mis dedos mostrándoselos a los chicos.

—¿Ese no es el anillo de...? —comenzó a decir Brook.

—Sí —terminé por él—, este es.

—Llevaba años sin verlo. ¿Por qué lo sacas ahora? —indagó el castaño, observando el accesorio con una expresión de clara confusión.

—Quiero regalárselo a Emma.

Tan pronto lo dije, ambos se atragantaron, lo que me hizo reír. Me esperaba muchas reacciones, pero no precisamente esa.

Carlos tomó mi vaso de jugo y le dio un sorbo antes de hablar.

—¿Le vas a regalar el anillo a Emma? Sabes lo que eso significa, ¿verdad?

—Sí, lo sé —asentí y sonreí al imaginarme a mi novia portándolo en su dedo.

—Es como si fueras a pedirle matrimonio, todos sabemos lo que significa para ti —exclamó Brook, exagerando como siempre—. Es la primera vez que consideras dárselo a alguien, ni Vanessa tuvo ese privilegio.

Cierto. Nunca me sentí lo suficientemente enamorado como para pensar en entregárselo a Vanessa ni a ninguna otra chica...hasta que ella apareció.

—Entonces es definitivo —sonrió Carlos—, es Emma.

—Sí, es ella —sonreí como el tonto enamorado que soy—. Llevo varios días pensando si debo darle el anillo ahora o me estoy apresurando demasiado, solo llevamos poco más de un mes juntos y...

—¡Para! —me interrumpió—. Esto no es cuestión de tiempo, es cuestión de sentimientos. La pregunta es: ¿Estás cien por ciento seguro de lo que sientes por ella?

Por primera vez desde que la conocí, esa pregunta fue fácil de responder.

—Nunca he estado más seguro de algo.

—Entonces dáselo, tienes mi bendición —dijo Carlos con tono de madre orgullosa.

—Brook, ¿y tú qué opinas?

A pesar de que la promesa de la chica ideal fue un trato específico entre Carlos y mi madre, la opinión de Wanda y Brook también es importante para mí. Durante mi adolescencia, mientras Rowsell truncaba todas mis posibles relaciones, Saunders me animaba diciendo que algún día esa mujer indicada aparecería.

—Te he visto precipitarte una y otra vez y darte tantos golpes amorosos que...ahora que veo tus ojos brillar por una chica cuyos ojos también brillan por ti, no puedo hacer otra cosa que no sea apoyarte. Es la primera vez que estás así de feliz y solo por eso creo que Emma se merece ese anillo.

Tengo un par de amigos de oro, de eso no tengo dudas.

—Gracias por su apoyo, chicos. No me refiero a ahora con Emma sino a toda mi trayectoria amorosa en general, gracias por estar ahí hasta que al fin hallé a mi reina.

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