Capítulo 13: ¿Qué pasó anoche? (Parte 1)

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Emma

Desperté con un dolor de cabeza horrible, o sea resaca presente. Sentía un calor sofocante, me dolía el tobillo derecho, había un olor extraño esparcido por la habitación y algo pesado comprimía mi cuerpo.

¡Joder!

Aún adormilada y muy lejos de estar en mis cinco sentidos, traté de moverme, pero fue inútil, algo evitaba que lo hiciera. Sospechaba que era por ese peso que antes mencioné, pero ni siquiera estaba del todo despierta aún y era poco probable que mis conjeturas estuvieran acertadas. Justo por eso odiaba las resacas, siempre amanecía completamente desconcertada.

Restregué mis ojos e intenté despertarme a mí misma, aunque mi cuerpo, por las condiciones en las que se encontraba, pedía al menos cinco horas de sueño adicionales. Ya estando un poco más despierta, traté de moverme una vez más, pero sin éxito alguno. Justo en ese momento me percaté que lo que evitaba que me moviese no era un ''algo'' sino un ''alguien''.

Aterrada ante la idea de que pude haber llevado a un extraño a la casa que comparto con alguien más, traté de despertar al chico, porque eso era, UN CHICO, y los enormes brazos masculinos que me rodeaban eran la prueba de ello. Lo moví varias veces y golpeé sus brazos, pero no surtía efecto, así que hice lo primero que se me ocurrió: morderlo.

Sí, le di un buen mordisco que hizo que se despertara y me librara de su pesado agarre. Aproveché que estaba libre y me senté con rapidez antes de que me ''atrapara'' nuevamente. Sin pensarlo me giré para mirarlo y...

¡PUTA MADRE!

¿Ojos grises? Sí.

¿Cabello negro y rizado? Sí.

¿Cuerpo de modelo de Calvin Klein? Sí.

Es oficial, HABÍA DORMIDO CON ALLAN.

La sorpresa me hizo gritar como la protagonista de una película de terror, lo que inevitablemente lo hizo despertar del todo. Cuando volvió en sí, abrió los ojos a más no poder, estaba tan impresionado y confundido como yo.

—Emma...yo... ¡Dios, lo siento! —se giró bruscamente, dándome la espalda y me miré, ¡tenía los senos al aire!

Me tapé con la sábana inmediatamente y me percaté de que ''por suerte'' al menos tenía el resto de mi ropa interior. Allan se paró de la cama y se frotó el cabello con frustración, supuse que estaba intentando recordar lo que nos ocurrió anoche para acabar así. Sin disimulo alguno me lo comí con la mirada, era mi roommate y mi amigo, pero también estaba muy bueno y no soy de piedra. Mis ojos se posaron sobre la única prenda que tenía puesta: sus bóxers, y a lo que estaba debajo de ellos, que por cierto era grande y...¡erecto!

Él notó que lo miraba y al notar su erección se avergonzó y...se sonrojó, ¡carajo, qué tierno! De pronto una idea tonta se cruzó por mi cabeza.

—¿Estás así...por mí? —pregunté tan nerviosa como avergonzada.

—¿¡Qué!? ¡No! A ver...no es que no estés como para que pase por ti, pero... ¡Carajo! No tengo ni idea de que pasó y si tengo una erección es normal, muchos hombres amanecemos así —dijo aún nervioso y sin saber exactamente qué decir.

—Tampoco tengo idea de qué pasó anoche. ¿Cómo carajo terminamos así? ¿Qué pasó anoche? —grité frustrada.

—No lo sé. Normalmente suelo recordar todo lo que hago estando borracho y mientras se va disipando la resaca, más claro veo las cosas, pero ahora mismo tengo la mente en blanco.

—¿Crees que...tú y yo...?

—No tengo idea —respondió a la pregunta que no pude terminar de formular—. ¿Qué tal si nos duchamos, tomamos algo para la resaca y luego hacemos ''la reconstrucción de los hechos"? —propuso.

Love DúplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora