capitulo 14

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Narrador omnisciente POV.




Él se le queda mirando a Lilith pensando en como iba a marcarla, mientras que Lilith como muy inocente que siempre era a pesar de los encuentros eróticos de Parsse ella seguía siendo muy inocente.

Ella solo decía que no tenía que ser malo, solo era su sangre ey como todo instinto tenía que morder la.

—¿Que haces?— pregunta Lilith cuando ve como se quita los pantalones él.

—Tranquila, ni que te fuera a violar solo voy a descansar— admite él.

Ella enarca una ceja —. ¿Descansar aquí?— pregunta incrédula sacando una risa de el rey.

—Es mi habitación— dice con una sonrisa.

—¿Cómo te llamas?.

—Para ti soy, y no quiero que me llames por otro nombre cielo.

—Entonces cielo— murmura ella.

—Y ¿Tú nombres es?.

—Lilith— responde.

—¿Lilith?, ¿Cómo la primera mujer del infierno y primera esposa de Lucifer?.

Ahora él estaba considerando que si era una demonia, se acuesta en la cama con solo unos bóxers color negro.

—Si, más bien me encanta la historia de mi nombre o la leyenda que me dijeron los que me criaron.

Erick le dijo una historia de la cual Lilith se quedó maravillada, ese día fué cuando vió a Erick con respeto, por como explicó la historia y otras cosas más que nunca a dicho Lilith.

A ella se le ilumina la mirada con solo recordar a la historia o a al Erick que nunca más vió. Algo que enfureció a su acompañante de cama y habitación, por su mirada trata de leer su mente pero está bloqueada.

—¿Puedo ver tu espalda?— suelta él.

—¿Mi espalda?, Eso es raro— él la da la vuelta sin esperar un sí.

Levanta su blusa de pijama, mira su espalda a ver signos de los vampiros, alas, la marca de lucifer ante su esposa pero solo encontrá dos signos que no logra decifrar.

Humana, humana no es, ya que eso no son tatuajes son signos de nacimiento de especie pero no sabe cuáles son, tal vez Erick lo ayude a decifrar la espalda de la humana.

Al otro día, él le dió un traje de baño y le dijo donde estaba la piscina para que se metiera un rato con el calor que está haciendo ahora.

Ella muy gustosa aceptó, aunque el traje de baño era rojo un color que no tiene ni de ropa interior, pantalón ni nada tan solo un pintalabios prestado.

Ella se cambió a el traje de baño, se puso una bata de baño negra con una toalla que le prestó él. Busca protector solar, gafas de sol y sale de la habitación emocionada y ahí se da cuenta que casi no conoce el castillo.

Baja las escaleras, hasta el comedor ve a la servidumbre que la ayudó y le pregunta sobre la piscina.

—No puedes estar en la piscina cuando debes estar cocinando— bufa una de ellas.

—El amo me dijo que me metiera en al piscina así que deje de fastdiar, envidiosa— le responde con frialdad Lilith.

—¡Toma, por metiche!—dicen todas.

—Sigue derecho y ahí verás el jardín, no será difícil— le señala y ella agradece.

Camina descalza hasta encontrar una puerta de cristal, ella la iba a mover pero se abre sola así que pasa y se queda mirando como cierra.

la profesia de los rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora