Capítulo 26

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Lilith POV.








Me carga entre sus brazos como recién casados Erick y yo agarro todo mi vestido para estar más cómoda—. ¿Seguro no peso mucho?.

—Que no, puedo cargarte todo el día sin cansarme.

—Su poder es la super mega hiper fuerza, puede contigo —dice Blade estirándose con su sostén de brillos con un short corto con cadenas plateadas y diamantes en los bolsillos.

—¿No tienes otro sostén así y short? Así estaré más cómoda.

—Oh no, eso es de mi hermana. Te quedas con tú vestido de diosa empoderada —me dice Erick—. Déjala como prostituta.

—No me ofendes porque soy toda una abre piernas además cobro caro como con sus vidas —dice con malicia ella—. Cuando nos casemos, espero que seas nuestro padrino. Ambos agarran vuelo y me agarro fuerte del cuello de él.

—Son unos 10 minutos de viaje, si te mareas me avisas. No estás acostumbrada a ese tipo de oxígeno.

El cabello se me agita por el aire y se me cae la cola que tenía dejando mi cabello suelto. No hablan ninguno de los dos en todo esos 10 minutos yo miro hacia abajo viendo las ciudades pasando con rapidez, luego veo el mar Pacífico pasamos por Florida hasta llegar a las Vegas nevadas.

Pensaba que íbamos a tardar un poquito más, pero el viaje fué bastante relajado—. ¿Crees que puedas explicarme eso de casarse? —le dice Erick a Blade dejándome en el suelo. Entramos al enorme hotel, siempre quise venir corro hasta la recepción esperándo a los dos vampiros él paga las dos suite presidenciales.

—Ella se va a casar con el hombre más bueno que encuentre y yo también —se queda mirando algo fijamente—. Ya lo encontré, adiós.

Toma su tarjeta y sale corriendo, yo tomo la tarjeta nerviosa por la mirada de Erick caminamos hasta el elevador esperando que venga—. Así que casarte.

—Tengo una gran defensa.

—No me interesa.

Me toma por las piernas para subirme a su hombro como un costal de papas, me quedo quieta. Sé que es imposible luchar contra él así que espero que se abran las puertas del elevador para que entre conmigo en su hombro veo esas deliciosas nalgas saco mi brazo para atrás y así puedo ña ña.

—El ñañaña —digo saboreando mis labios con mi lengua apretando su tracero salta impresionado por mi atrevimiento pero se siente tan suave contra mi mano que la suelto para presionarla de nuevo—. Ñañaña.

Escucho sus carcajadas por mi voz de bebé agarrándole las nalguitas—. Compórtate, cualquiera te puede ver.

—Nadie es vampirito, no hay princesas, ni élite y tampoco familia. No hay nadie que me dañe la imágen si me ve, además lo primero que van a ver es que me tienes como una papa solitaria con vestido largo de boda en tú hombro a las 4 de la tarde —digo—. No hay nada de que me preocupe, aunque deberías tenerme miedo si tengo estás vistas ¿Sabías que meneas tú tracero cuando caminas? Haces chaki —muevo mi tracero a su rostro—. Chaka —me alejo de su rostro.

Se vuelve a reír—. ¿No habrás tomado?.

—Nop, ni agua. Tengo sed pero no he tomado nada.

—Iremos de compras.

Cambia de piso o eso creo al escuchar botones. Me baja al suelo arreglando mi cabello detrás de mi oreja—. ¿Y si compramos un poco de lencería? —me dice.

—No, ah ah.

—¿Por qué? —hace un puchero tierno tomándome de la cintura—. Por fis.

—Para la luna de miel mañana —le digo bromeando cuando se abren las puertas. Nos vamos juntos hasta la primera tienda pero recibo una llamada de los hermanos.

la profesia de los rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora